Traducido por SADE para ODC
¡VIVA LA REVOLUCIÓN FILIPINA EN MARCHA POR EL CAMINO DE LA VICTORIA CON LA TAREA INMEDIATA DE LOGRAR EL EQUILIBRIO ESTRATÉGICO!
¡EXTENDAMOS EL FÉRREO APOYO A LA
REVOLUCIÓN Y AL PUEBLO FILIPINOS!
¡OPONGÁMONOS Y CONDENEMOS EL OPLAN BAYANIHAN!
Semana de solidaridad con la Revolución filipina
(22-28 de abril de 2013)
“Oplan Bayanihan”
Desde el primer presidente de
Filipinas Rokjas a Gloria Arroyo, todos los gobiernos compradores consideraron
el movimiento revolucionario dirigido por el PCF como una amenaza a su régimen
de explotación y, en consecuencia, desataron “Operaciones de Seguridad Interna”
(operaciones represivas y de exterminio) para eliminar el movimiento bajo la
supervisión directa o indirecta de los imperialistas de Estados Unidos. Bajo la
dirección del PCF, el NEP derrotó todas esas campañas previas y llevó la Guerra
Popular a nuevas cotas.
El gobierno comprador de Benigno
Aquino que sucedió al de Arroyo en 2010 no podía digerir el hecho de que el
pueblo filipino avanzase por el camino de la revolución bajo la dirección del
proletariado (PCF, NEP, FDN) para poner fin a la explotación, opresión y
control imperialistas, y al sistema semicolonial y semifeudal. El imperialismo
estadounidense y sus clases dominantes compradoras temen que si la Revolución filipina acumula
más fuerzas, sus intereses explotadores se vengan abajo. Tratan de engañar al
pueblo y de golpear al movimiento revolucionario empañando la imagen de éste.
Difunden [la idea de] que la violencia de los comunistas es la única razón del
atraso, la pobreza y otros problemas sociales del país. Con el objetivo de
reprimir al movimiento revolucionario filipino, han emprendido ahora otro plan
de guerra contrarrevolucionaria, a gran escala, multiforme e integral llamado
“Oplan Bayanihan” bajo la dirección de las instituciones de contrainsurgencia
de los Estados Unidos.
El gobierno de Filipinas afirma
que el “Oplan Bayanihan” es una “estrategia centrada en torno al pueblo” y que
se trata de una operación de contrainsurgencia emprendida en el marco de
operaciones de seguridad de las personas. También afirma que esta campaña
fortalecerá el papel de las operaciones militares “no combatientes” y que
incluirá operaciones cívico-militares y actividades de desarrollo. Además, se
afirma igualmente que la campaña reducirá las operaciones de combate y traerá
la paz y la prosperidad a los aldeanos gracias a la buena administración, a la
creación de servicios básicos, a la reconstrucción económica, al desarrollo
estable y las reformas.
De hecho, no hay diferencias
fundamentales o cualitativas entre el “Oplan Bayanihan”, los “Oplan Bante Laya
- 1 y 2” y
otras campañas represivas previas del ejército de Filipinas. La única novedad
es que al viejo Oplan se le adorna ahora con un vestido nuevo. El gobierno se
dedica a difundir por todos los rincones del país que no es sino un gigantesco
plan de promoción de los derechos humanos, el desarrollo y la paz. [El
gobierno] repite como un papagayo el lema de la “paz”, disfrazando esta
sanguinaria campaña militar represiva de “paz y desarrollo” y encubriendo el
carácter real de unas operaciones que cuentan en realidad con tres frentes: los
combates, la inteligencia y las operaciones cívico-militares.
El gobierno de Aquino ha
anunciado que el “Oplan Bayanihan” se centrará en una triple estrategia para
derrotar el peligro planteado por los comunistas. Con ello queda al descubierto
la verdadera esencia de la operación. En esta campaña represiva, las
operaciones de combate y “no combatientes” (de inteligencia, cívico-militares)
se realizan de forma coordinada. Con el fin de engañar al pueblo, de golpear al
movimiento revolucionario, de incorporar a la guerra contrarrevolucionaria a
organismos civiles e instituciones públicas y de evitar cualquier forma de protesta
contra el ejército de Filipinas, el gobierno filipino está actuando en ambos
frentes. El objetivo de las operaciones militares “no combatientes” es
fortalecer la red de inteligencia y suministrar información precisa para las
operaciones de combate.
El “Oplan Bayanihan” afirma
defender la paz y la justicia. Pero en la agenda de dicha campaña no se observa
compromiso alguno con la paz. El gobierno de Benigno Aquino no ha hecho ningún
esfuerzo real por mantener conversaciones de paz con el FDN. Hasta la fecha, no
hay ningún indicio de que el gobierno quiera o esté listo para hacer otra cosa
que exigir la rendición del FDN. La totalidad de funcionarios y burócratas que
representan al gobierno en las conversaciones de paz no se cansan de vomitar
veneno contra los comunistas. Ellos y su gobierno no tienen ningún respeto por
el movimiento revolucionario y las masas.
En realidad, el gobierno de
Benigno Aquino ha resuelto intensificar las operaciones de limpieza en las
zonas rurales y urbanas, en las zonas rojas y en las zonas blancas, por medio
del “Oplan Bayanihan” y extender cada vez más las redes contra la revolución.
El gobierno de Aquino, al
concentrar sus fuerzas armadas, policía y administración civil en las zonas
rurales, está llevando a cabo campañas masivas de “peinado y devastación” en
los frentes guerrilleros y en las zonas y bases guerrilleras con el fin de
destruir al Partido y al Nuevo Ejército del Pueblo. El objetivo es liquidar el
apoyo popular al movimiento y su base de masas para dar un golpe definitivo a
la capacidad de combate y aspiraciones de éstas. Por medio de las [llamadas]
“operaciones conjuntas de paz y desarrollo”, [el gobierno de Aquino] está
volcado en la creación del terror blanco: secuestros, torturas, asesinatos,
coacciones para conseguir informantes, operaciones de vigilancia,
reclutamientos para las organizaciones contrarrevolucionarias, operaciones
psicológicas, empleo de la táctica de “dividir y engañar” para erosionar la
base de masas, etc. Las bandas militares y policiales del gobierno están
llevando a cabo operaciones de vigilancia para identificar a las unidades
guerrilleras, a los cuadros y militantes del Partido, a los miembros de la
milicia popular, y a los dirigentes y activistas de las organizaciones de masas
con el fin de eliminarlos en operaciones de combate. Secuestran, asesinan y
encarcelan. Asimismo, por medio de estas operaciones pretenden inducir a las
masas a volverse contra la revolución. Las operaciones de combate se centran en
la “persecución implacable y represión” para destruir las unidades regulares de
la guerrilla.
Las fuerzas armadas de Filipinas
están adoptando la táctica y el método de la presión gradual. [El ejército
filipino] está desplegando un comando operativo a nivel de brigada, integrado
por uno o dos batallones, encargado de cada frente guerrillero, que lleva a
cabo campañas de “limpiar, mantener, consolidar, desarrollar”. Las operaciones
de limpieza en las zonas rojas de Caugar 69 IB, en Luzón Central, basadas en la
experiencia del “Oplan Bante Laya”, son un modelo para estas operaciones.
Las fuerzas armadas dividen el
frente de guerra en tres tipos diferentes de áreas: áreas de operaciones de
combate, áreas de redes de inteligencia y áreas ampliadas, en las que se
aplican diferentes métodos operativos. En las bases guerrilleras se llevan a
cabo intensas operaciones de combate dirigidas por el ejército filipino en
aplicación el método llamado de la “cerradura”. Este método consiste en que las
fuerzas armadas del gobierno expulsan de las zonas guerrilleras a las unidades
de la guerrilla hacia las zonas de las redes de información, a las que se
denomina áreas de operaciones de inteligencia. [Las fuerzas armadas del
gobierno] llevan a cabo entonces
operaciones de búsqueda en las zonas residenciales y ataques en forma
planificada. Esta combinación de combates y operaciones de inteligencia se está
implantando extensivamente para detener la expansión del NPA a las áreas
ampliadas donde las operaciones de inteligencia del ejército de Filipinas son débiles.
El gobierno de Filipinas y su
ejército afirman estar trabajando por la paz. Pero esto es una mentira de la
propaganda blanca. Más bien al contrario, se afanan por destruir las
organizaciones revolucionarias y progresistas del país. Por un lado, [el
gobierno filipino] desencadena el terror blanco y la represión fascista para
limpiar las zonas donde es visible la influencia de las ideas revolucionarias y
progresistas. Por otro, pretende ser el campeón de la paz y los derechos
humanos. Es más, presenta a las amplias masas que organizan la resistencia por
medio de la acción colectiva como criminales violentos y terroristas. De este
modo, el gobierno trata de justificar los ataques contra las masas que lleva a
cabo la violencia fascista del estado. No sólo los militantes en la
clandestinidad están siendo asesinados impunemente: también lo están siendo los
dirigentes y activistas de organizaciones legales y progresistas. El ejército
de Filipinas justifica sus crímenes fascistas como acciones legales. Los organismos
gubernamentales amañan pruebas falsas para incriminar a las fuerzas
democráticas y revolucionarias. Imponen sobre ellas una causa penal tras otra.
Utilizan todos los métodos que pone a su alcance la panoplia de los tribunales
y abogados corruptos. Torturan, amenazan y agreden.
El rasgo característico del
“Oplan Bayanihan” es concentrase en las Operaciones Cívico-Militares (OCM). En
ellas están implicados instituciones y organismos civiles, ONGs, funcionarios
gubernamentales, personas relacionadas con la iglesia, medios de comunicación
(electrónicos e impresos) y personas de otros ámbitos de la sociedad. [Por
medio de las OCM] se está intensificando la propaganda antirrevolucionaria y
las operaciones de guerra psicológica. De este modo, mediante la presión, el
miedo y el aislamiento, pretenden que el NEP y las organizaciones
revolucionarias se rindan.
El gobierno afirma que los
ataques contra el NEP son legales y trata de demostrar que el ejército de
Filipinas es limpio. Da la mayor importancia a las OCM y a las actividades de
inteligencia para tratar de llevar a cabo ataques militares con información
precisa. Como parte de esta estrategia, está creando organizaciones
reaccionarias (organizaciones civiles y de voluntarios, sistema de protección de
barrios, sistema de protección de sectores, etc.). Se está creando una extensa
red de inteligencia (red de inteligencia a nivel de barrio, red de inteligencia
técnica, red de inteligencia en los colegios, red de inteligencia en las
fábricas, etc.) y otras redes semejantes. El gobierno reaccionario organiza
reuniones populares, manifestaciones anticomunistas, planes de empleo,
programas de desarrollo comunitario y actividades por el estilo. Por radio y
TV, en programas de audio y video, mediante películas y libros, el gobierno ha
emprendido una amplia campaña de propaganda contrarrevolucionaria.
Las fuerzas armadas del gobierno
han emprendido también Operaciones de Limpieza en las Zonas Blancas con
batallones de las OCM. Se dirigen en especial a las ciudades en que están
activas las organizaciones revolucionarias y progresistas. De esta manera, el
gobierno lleva a cabo operaciones de limpieza para eliminar a las fuerzas
revolucionarias de las ciudades, pueblos y zonas llanas que están bajo el
control de las clases dominantes y explotadoras. El objetivo de las operaciones
de OCM en las ciudades es destruir los partidos y organizaciones revolucionarios
y progresistas, aislarlos y acabar con ellos, controlar la propaganda
revolucionaria y las luchas en que participan las masas. El gobierno también
pone en marcha actividades y organizaciones sectoriales contrarrevolucionarias,
como por ejemplo, los sistemas de defensa a nivel de sector, las organizaciones
anticomunistas así como los grupos y redes de inteligencia. Su principal
objetivo son los cuadros y dirigentes revolucionarios y los activistas del
movimiento democrático legal.
El gobierno de Aquino militariza el país
Aunque el dictador filipino
Ferdinand Marcos fue derrocado por una oleada de movimientos populares a nivel
nacional, el proceso de militarización del país para reprimir el movimiento
revolucionario y las luchas de liberación nacional y popular bajo la dirección
de los imperialistas de Estados Unidos no cambió. La militarización tiene por
objetivo proteger la putrefacta sociedad semicolonial y semifeudal. De esta
manera, la supremacía del poder militar, que comenzó bajo la dictadura de
Marcos-Estados Unidos, continúa en el país, lo cual significa que Filipinas
está sometida a una Ley Marcial no declarada.
Había cien mil soldados en el
ejército de Filipinas cuando Marcos declaró la Ley Marcial. Ahora este número
se ha duplicado. El número de policías ha pasado de 115 mil a 140 mil. El
número de fuerzas paramilitares y fuerzas armadas bajo el control del ejército
es mucho mayor. El ejército de Filipinas está siendo modernizado bajo la
dirección de asesores militares de los EEUU. Oficiales seleccionados del
ejército filipino asisten a cursos de perfeccionamiento en la Academia militar de West
Point, la Academia Naval
de Annapolis, Port Bening y otros institutos de los Estados Unidos. Regresan a
Filipinas como agentes de la CIA.
El gobierno de Filipinas lleva a cabo campañas
contrarrevolucionarias según la estrategia militar de Estados Unidos. El actual
“Oplan Bayanihan” es parte de ella.
Los campesinos pobres y las
minorías nacionales son los principales objetivos del ejército de Filipinas.
Esta militarización tiene por único fin reprimir la resistencia popular,
destruir el poder popular y democrático en desarrollo y proteger los intereses
comerciales extranjeros. Los pobres de las áreas rurales quedan sometidos al
dictado militar no declarado para facilitar las actividades extranjeras en el
ámbito de la minería, las plantaciones comerciales y la agricultura comercial a
gran escala. La militarización se produce igualmente en áreas donde se están
construyendo megapresas en interés de compañías extranjeras y donde se han
emprendido proyectos destructivos de “desarrollo”.
La represión bajo el “Oplan Bayanihan”
es sumamente sangrienta y bárbara. De manera indiscriminada se suceden los
asesinatos, secuestros, torturas, rondas, arrestos, detenciones y la violación
de derechos civiles y democráticos. Los ataques con bomba, los tiroteos y las
matanzas se están convirtiendo en la norma. Esta operación militar está
destruyendo los medios de subsistencia del pueblo, sus casas y bienes. Las
gentes están abandonando sus tierras ancestrales por miles y emigrando por
seguridad. A los aldeanos se les conmina por la fuerza a integrarse en los
grupos de mercenarios paramilitares y en las bandas de vigilantes.
So pretexto de la “paz y el
desarrollo”, desde 2011 se llevan a cabo los sangrientos operativos militares
que portan el nombre de “Oplan Bayanihan”. Mediante “operaciones especiales”,
los pueblos quedan bajo el control de grupos del ejército en nombre de la
Organización de la Comunidad para la Paz y Desarrollo (OCPD). Las escuelas, los
centros comunitarios y otros edificios públicos se convierten en campamentos militares.
Los soldados ocupan por la fuerza las casas y propiedades de los campesinos.
El ejército también está gastando
a manos llenas fondos públicos para ganarse a las mujeres y los jóvenes en
particular. Promueve el consumo de drogas, alcohol y otras prácticas nocivas
para desviar a la juventud de la lucha revolucionaria. Identifica a los
elementos del lumpen que hay entre ellos y los recluta para la red de
inteligencia del ejército.
Hay una mayor vigilancia sobre
las actividades de los aldeanos. Los soldados visitan cada casa so pretexto de
recoger datos estadísticos sobre la población y tratan de identificar a los
individuos y organizaciones que están contra el gobierno. Se recurre con
frecuencia al toque de queda y otras medidas represivas, como si la Ley Marcial
siguiera vigente. A los sospechosos de estar contra el gobierno se les
incrimina en montajes de tipo penal para demostrar que son miembros del NEP.
El ejército difunde rumores para
quebrar la unidad del pueblo y debilitar su resistencia. El ejército realiza
actividades contrarrevolucionarias como los programas de transferencia directa
de dinero en efectivo a las gentes o supuestas reformas agrícolas.
Falsas reformas para desviar a las masas
[de la revolución]
La afirmación del gobierno de Aquino
de que el desarrollo [económico] del pueblo mediante diversos programas es el
verdadero propósito del “Oplan Bayanihan” es una mentira absoluta. De hecho,
1,9 billones de pesos asignados a dichos programas se gastaron en [actividades
de] guerra psicológica en la provincia de Samar, en Visayas oriental y en otros
feudos del movimiento revolucionario. El ejército, la policía y las unidades
del gobierno local ponen en marcha estos programas de forma coordinada para
tratar de acabar con el NEP. Este tipo de programas se ha emprendido también en
Balangiga y Maslog en Samar Oriental, en Laoyang, en Mandragon y en San Rok en
Samar Norte. No sólo las autoridades gubernamentales sino también los militares
están aplicando estos programas por medio de batallones de las OCM. Todo esto
es claramente parte integrante del “Oplan Bayanihan”.
Además de lo ya señalado, las
fuerzas armadas coordinan las actividades de propaganda y las redes de
inteligencia. Se dedican a reunir información en detalle y lo más amplia posible
para conocer el terreno. Por ejemplo, so pretexto de un proyecto de agua
potable, obtuvieron información sobre todas las fuentes de agua en las zonas
del movimiento revolucionario y elaboraron mapas con dichos datos. En el mes de
septiembre de 2012, cuando el gobierno intentó fotografiar a los aldeanos del
barrio de Lete, éstos se resistieron ferozmente. Desenmascararon la
conspiración del ejército por la radio. En 2013, el gobierno está construyendo
una autopista financiada por los EEUU en la zona limítrofe de Samar Norte y
Oriental para facilitar el rápido movimiento del ejército contra las fuerzas
revolucionarias. El objetivo es aplastar la resistencia popular contra la
llegada grandes compañías mineras en la región.
El gobierno de Benigno Aquino
pregona a bombo y platillo un programa de erradicación de la pobreza llamado
“plan de transferencia condicional de dinero” mediante el cual las autoridades
gubernamentales suelen dar dinero a los campesinos ricos y favorecer a familias
pobres. El verdadero objetivo de este proyecto es comprar la obediencia de
ciertas comunidades a corto plazo. Este plan se aplica principalmente en los
frentes guerrilleros. El objetivo es ayudar al plan contrainsurgente “Oplan
Bayanihan”.
Plan
contrainsurgente para la protección del ecoturismo y los intereses de la
minería pesada
El medio ambiente y la industria
pesquera del país se enfrentan a una grave amenaza procedente del ecoturismo y
de la minería submarina que producen enormes dividendos a los Estados Unidos,
Europa, Japón, Australia y otros países imperialistas. Los pescadores y
campesinos son expulsados de sus tierras para dejar expedito el camino a la
explotación de arena negra, oro, cobre, plomo, zinc así como de gas natural y
petróleo. Los pescadores filipinos llevan a cabo protestas contra estos
proyectos. El gobierno de Aquino también ha enfocado su campaña
contrainsurgente “Oplan Bayanihan” para reprimir estas luchas. Como parte de
dicho plan, se realizan operaciones de inteligencia y vigilancia contra
comunidades de pescadores pobres, principalmente en la región de Bycol y las
regiones del oeste de Mindanao.
Mientras el gobierno de Aquino
facilita el saqueo de la riqueza mineral del país y la destrucción del medio
ambiente, su ejército fascista ataca continuamente a los dirigentes y
activistas de la minoría lumad que se oponen a la minería pesada. El pueblo
lumad exige que las 52.000
hectáreas de sus tierras ancestrales no se entreguen a las empresas mineras ni se
destinen a plantaciones. Sin embargo, el pueblo de la minoría lumad está siendo
desplazado por la fuerza. No se respetan en absoluto sus derechos. El criminal
“Nuevo Ejército Popular Indígena por la Reforma” –una fuerza paramilitar- fue
constituido por los creadores del “Oplan Bayanihan” para expulsar de sus
tierras por la fuerza a la minoría lumad. Armaron a muchos
contrarrevolucionarios. El resultado es que el terror se ha impuesto en esta
zona. Se están cometiendo atrocidades contra los campesinos, especialmente
mujeres y niños. Recientemente, agentes armados del gobierno atacaron a los
manifestantes cuando protestaban contra las actividades mineras. Setenta y
cuatro activistas lumad fueron detenidos e imputados en casos de conspiración
bajo la acusación de estar en contacto con el NEP. De este modo, el gobierno
priva al pueblo de sus tierras ancestrales y ataca de forma inhumana a viejos y
jóvenes. Los dirigentes lumad que levantan la voz contra estas atrocidades son
asesinados. El dirigente lumad Kagayan de Oro fue asesinado en octubre de 2012.
Gilbert Paborada, presidente del “Panagalasag”, una organización frentista
“Kalumbe” (el Frente Unido regional de las organizaciones lumad en el norte de
Mindanao) que se opone a la minería pesada, fue asesinado a balazos. Los lumad
de la tribu de Tigvahanan organizaron protestas durante seis meses. Su capitán
de barrio y dirigente del movimiento, Jimmy Liguyan, fue asesinado por el Nuevo
Ejército Popular Indígena por la Reforma con el fin de expulsar al pueblo de
esta zona.
A Jenasque Enrikwij, secretario
general de la organización “Kasalo” que lucha contra la transformación de la
región de Karaga en un centro militar y se opone a los ataques contra las
minorías Mamanva; a Katribu, vicepresidente del Partido Popular local y a otras
36 personas se les imputo en causas falsas y fueron detenidos. Antes, 37
dirigentes de la organización “Mapasu” habían sido detenidos so pretexto de
tener armas y explosivos. No es de extrañar pues “Mapasu” se había opuesto a la
cesión a grandes compañías mineras de la tierra ancestral del pueblo Manoba en
Liyanga, San Agustín, Marihatag y Tago de Surigavo del Sar.
- Primera Parte del documento:
Documento del PCI (Maoísta) en apoyo a la Revolución Filipina [1ª parte de 5]
Documento del PCI (Maoísta) en apoyo a la Revolución Filipina [1ª parte de 5]
- Segunda Parte del documento:
- Tercera Parte del documento:
Documento del PCI (Maoísta) en apoyo a la Revolución Filipina [3ª parte de 5]
Documento del PCI (Maoísta) en apoyo a la Revolución Filipina [3ª parte de 5]
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