martes, 18 de junio de 2013

Documento del PCI (Maoísta) en apoyo a la Revolución Filipina [4ª parte de 5]





 
Traducido por SADE para ODC



¡VIVA LA REVOLUCIÓN FILIPINA EN MARCHA POR EL CAMINO DE LA VICTORIA CON LA TAREA INMEDIATA DE LOGRAR EL EQUILIBRIO ESTRATÉGICO!



¡EXTENDAMOS EL FÉRREO APOYO A LA



REVOLUCIÓN Y AL PUEBLO FILIPINOS!



¡OPONGÁMONOS Y CONDENEMOS EL OPLAN BAYANIHAN!



Semana de solidaridad con la Revolución filipina



(22-28 de abril de 2013)

 






“Oplan Bayanihan”

 

Desde el primer presidente de Filipinas Rokjas a Gloria Arroyo, todos los gobiernos compradores consideraron el movimiento revolucionario dirigido por el PCF como una amenaza a su régimen de explotación y, en consecuencia, desataron “Operaciones de Seguridad Interna” (operaciones represivas y de exterminio) para eliminar el movimiento bajo la supervisión directa o indirecta de los imperialistas de Estados Unidos. Bajo la dirección del PCF, el NEP derrotó todas esas campañas previas y llevó la Guerra Popular a nuevas cotas.

 

El gobierno comprador de Benigno Aquino que sucedió al de Arroyo en 2010 no podía digerir el hecho de que el pueblo filipino avanzase por el camino de la revolución bajo la dirección del proletariado (PCF, NEP, FDN) para poner fin a la explotación, opresión y control imperialistas, y al sistema semicolonial y semifeudal. El imperialismo estadounidense y sus clases dominantes compradoras temen que si la Revolución filipina acumula más fuerzas, sus intereses explotadores se vengan abajo. Tratan de engañar al pueblo y de golpear al movimiento revolucionario empañando la imagen de éste. Difunden [la idea de] que la violencia de los comunistas es la única razón del atraso, la pobreza y otros problemas sociales del país. Con el objetivo de reprimir al movimiento revolucionario filipino, han emprendido ahora otro plan de guerra contrarrevolucionaria, a gran escala, multiforme e integral llamado “Oplan Bayanihan” bajo la dirección de las instituciones de contrainsurgencia de los Estados Unidos.

 

El gobierno de Filipinas afirma que el “Oplan Bayanihan” es una “estrategia centrada en torno al pueblo” y que se trata de una operación de contrainsurgencia emprendida en el marco de operaciones de seguridad de las personas. También afirma que esta campaña fortalecerá el papel de las operaciones militares “no combatientes” y que incluirá operaciones cívico-militares y actividades de desarrollo. Además, se afirma igualmente que la campaña reducirá las operaciones de combate y traerá la paz y la prosperidad a los aldeanos gracias a la buena administración, a la creación de servicios básicos, a la reconstrucción económica, al desarrollo estable y las reformas.

                                                         

De hecho, no hay diferencias fundamentales o cualitativas entre el “Oplan Bayanihan”, los “Oplan Bante Laya - 1 y 2” y otras campañas represivas previas del ejército de Filipinas. La única novedad es que al viejo Oplan se le adorna ahora con un vestido nuevo. El gobierno se dedica a difundir por todos los rincones del país que no es sino un gigantesco plan de promoción de los derechos humanos, el desarrollo y la paz. [El gobierno] repite como un papagayo el lema de la “paz”, disfrazando esta sanguinaria campaña militar represiva de “paz y desarrollo” y encubriendo el carácter real de unas operaciones que cuentan en realidad con tres frentes: los combates, la inteligencia y las operaciones cívico-militares.

 

El gobierno de Aquino ha anunciado que el “Oplan Bayanihan” se centrará en una triple estrategia para derrotar el peligro planteado por los comunistas. Con ello queda al descubierto la verdadera esencia de la operación. En esta campaña represiva, las operaciones de combate y “no combatientes” (de inteligencia, cívico-militares) se realizan de forma coordinada. Con el fin de engañar al pueblo, de golpear al movimiento revolucionario, de incorporar a la guerra contrarrevolucionaria a organismos civiles e instituciones públicas y de evitar cualquier forma de protesta contra el ejército de Filipinas, el gobierno filipino está actuando en ambos frentes. El objetivo de las operaciones militares “no combatientes” es fortalecer la red de inteligencia y suministrar información precisa para las operaciones de combate.

 

El “Oplan Bayanihan” afirma defender la paz y la justicia. Pero en la agenda de dicha campaña no se observa compromiso alguno con la paz. El gobierno de Benigno Aquino no ha hecho ningún esfuerzo real por mantener conversaciones de paz con el FDN. Hasta la fecha, no hay ningún indicio de que el gobierno quiera o esté listo para hacer otra cosa que exigir la rendición del FDN. La totalidad de funcionarios y burócratas que representan al gobierno en las conversaciones de paz no se cansan de vomitar veneno contra los comunistas. Ellos y su gobierno no tienen ningún respeto por el movimiento revolucionario y las masas.

 

En realidad, el gobierno de Benigno Aquino ha resuelto intensificar las operaciones de limpieza en las zonas rurales y urbanas, en las zonas rojas y en las zonas blancas, por medio del “Oplan Bayanihan” y extender cada vez más las redes contra la revolución.

 

El gobierno de Aquino, al concentrar sus fuerzas armadas, policía y administración civil en las zonas rurales, está llevando a cabo campañas masivas de “peinado y devastación” en los frentes guerrilleros y en las zonas y bases guerrilleras con el fin de destruir al Partido y al Nuevo Ejército del Pueblo. El objetivo es liquidar el apoyo popular al movimiento y su base de masas para dar un golpe definitivo a la capacidad de combate y aspiraciones de éstas. Por medio de las [llamadas] “operaciones conjuntas de paz y desarrollo”, [el gobierno de Aquino] está volcado en la creación del terror blanco: secuestros, torturas, asesinatos, coacciones para conseguir informantes, operaciones de vigilancia, reclutamientos para las organizaciones contrarrevolucionarias, operaciones psicológicas, empleo de la táctica de “dividir y engañar” para erosionar la base de masas, etc. Las bandas militares y policiales del gobierno están llevando a cabo operaciones de vigilancia para identificar a las unidades guerrilleras, a los cuadros y militantes del Partido, a los miembros de la milicia popular, y a los dirigentes y activistas de las organizaciones de masas con el fin de eliminarlos en operaciones de combate. Secuestran, asesinan y encarcelan. Asimismo, por medio de estas operaciones pretenden inducir a las masas a volverse contra la revolución. Las operaciones de combate se centran en la “persecución implacable y represión” para destruir las unidades regulares de la guerrilla.

 

Las fuerzas armadas de Filipinas están adoptando la táctica y el método de la presión gradual. [El ejército filipino] está desplegando un comando operativo a nivel de brigada, integrado por uno o dos batallones, encargado de cada frente guerrillero, que lleva a cabo campañas de “limpiar, mantener, consolidar, desarrollar”. Las operaciones de limpieza en las zonas rojas de Caugar 69 IB, en Luzón Central, basadas en la experiencia del “Oplan Bante Laya”, son un modelo para estas operaciones.

 

Las fuerzas armadas dividen el frente de guerra en tres tipos diferentes de áreas: áreas de operaciones de combate, áreas de redes de inteligencia y áreas ampliadas, en las que se aplican diferentes métodos operativos. En las bases guerrilleras se llevan a cabo intensas operaciones de combate dirigidas por el ejército filipino en aplicación el método llamado de la “cerradura”. Este método consiste en que las fuerzas armadas del gobierno expulsan de las zonas guerrilleras a las unidades de la guerrilla hacia las zonas de las redes de información, a las que se denomina áreas de operaciones de inteligencia. [Las fuerzas armadas del gobierno] llevan a cabo  entonces operaciones de búsqueda en las zonas residenciales y ataques en forma planificada. Esta combinación de combates y operaciones de inteligencia se está implantando extensivamente para detener la expansión del NPA a las áreas ampliadas donde las operaciones de inteligencia del ejército de Filipinas son débiles.

                

El gobierno de Filipinas y su ejército afirman estar trabajando por la paz. Pero esto es una mentira de la propaganda blanca. Más bien al contrario, se afanan por destruir las organizaciones revolucionarias y progresistas del país. Por un lado, [el gobierno filipino] desencadena el terror blanco y la represión fascista para limpiar las zonas donde es visible la influencia de las ideas revolucionarias y progresistas. Por otro, pretende ser el campeón de la paz y los derechos humanos. Es más, presenta a las amplias masas que organizan la resistencia por medio de la acción colectiva como criminales violentos y terroristas. De este modo, el gobierno trata de justificar los ataques contra las masas que lleva a cabo la violencia fascista del estado. No sólo los militantes en la clandestinidad están siendo asesinados impunemente: también lo están siendo los dirigentes y activistas de organizaciones legales y progresistas. El ejército de Filipinas justifica sus crímenes fascistas como acciones legales. Los organismos gubernamentales amañan pruebas falsas para incriminar a las fuerzas democráticas y revolucionarias. Imponen sobre ellas una causa penal tras otra. Utilizan todos los métodos que pone a su alcance la panoplia de los tribunales y abogados corruptos. Torturan, amenazan y agreden.

 


El rasgo característico del “Oplan Bayanihan” es concentrase en las Operaciones Cívico-Militares (OCM). En ellas están implicados instituciones y organismos civiles, ONGs, funcionarios gubernamentales, personas relacionadas con la iglesia, medios de comunicación (electrónicos e impresos) y personas de otros ámbitos de la sociedad. [Por medio de las OCM] se está intensificando la propaganda antirrevolucionaria y las operaciones de guerra psicológica. De este modo, mediante la presión, el miedo y el aislamiento, pretenden que el NEP y las organizaciones revolucionarias se rindan.

 
 
 


El gobierno afirma que los ataques contra el NEP son legales y trata de demostrar que el ejército de Filipinas es limpio. Da la mayor importancia a las OCM y a las actividades de inteligencia para tratar de llevar a cabo ataques militares con información precisa. Como parte de esta estrategia, está creando organizaciones reaccionarias (organizaciones civiles y de voluntarios, sistema de protección de barrios, sistema de protección de sectores, etc.). Se está creando una extensa red de inteligencia (red de inteligencia a nivel de barrio, red de inteligencia técnica, red de inteligencia en los colegios, red de inteligencia en las fábricas, etc.) y otras redes semejantes. El gobierno reaccionario organiza reuniones populares, manifestaciones anticomunistas, planes de empleo, programas de desarrollo comunitario y actividades por el estilo. Por radio y TV, en programas de audio y video, mediante películas y libros, el gobierno ha emprendido una amplia campaña de propaganda contrarrevolucionaria.

                 

Las fuerzas armadas del gobierno han emprendido también Operaciones de Limpieza en las Zonas Blancas con batallones de las OCM. Se dirigen en especial a las ciudades en que están activas las organizaciones revolucionarias y progresistas. De esta manera, el gobierno lleva a cabo operaciones de limpieza para eliminar a las fuerzas revolucionarias de las ciudades, pueblos y zonas llanas que están bajo el control de las clases dominantes y explotadoras. El objetivo de las operaciones de OCM en las ciudades es destruir los partidos y organizaciones revolucionarios y progresistas, aislarlos y acabar con ellos, controlar la propaganda revolucionaria y las luchas en que participan las masas. El gobierno también pone en marcha actividades y organizaciones sectoriales contrarrevolucionarias, como por ejemplo, los sistemas de defensa a nivel de sector, las organizaciones anticomunistas así como los grupos y redes de inteligencia. Su principal objetivo son los cuadros y dirigentes revolucionarios y los activistas del movimiento democrático legal.

 

El gobierno de Aquino militariza el país

 

Aunque el dictador filipino Ferdinand Marcos fue derrocado por una oleada de movimientos populares a nivel nacional, el proceso de militarización del país para reprimir el movimiento revolucionario y las luchas de liberación nacional y popular bajo la dirección de los imperialistas de Estados Unidos no cambió. La militarización tiene por objetivo proteger la putrefacta sociedad semicolonial y semifeudal. De esta manera, la supremacía del poder militar, que comenzó bajo la dictadura de Marcos-Estados Unidos, continúa en el país, lo cual significa que Filipinas está sometida a una Ley Marcial no declarada.

                                 

Había cien mil soldados en el ejército de Filipinas cuando Marcos declaró la Ley Marcial. Ahora este número se ha duplicado. El número de policías ha pasado de 115 mil a 140 mil. El número de fuerzas paramilitares y fuerzas armadas bajo el control del ejército es mucho mayor. El ejército de Filipinas está siendo modernizado bajo la dirección de asesores militares de los EEUU. Oficiales seleccionados del ejército filipino asisten a cursos de perfeccionamiento en la Academia militar de West Point, la Academia Naval de Annapolis, Port Bening y otros institutos de los Estados Unidos. Regresan a Filipinas como agentes de la CIA. El gobierno de Filipinas lleva a cabo campañas contrarrevolucionarias según la estrategia militar de Estados Unidos. El actual “Oplan Bayanihan” es parte de ella.

             

Los campesinos pobres y las minorías nacionales son los principales objetivos del ejército de Filipinas. Esta militarización tiene por único fin reprimir la resistencia popular, destruir el poder popular y democrático en desarrollo y proteger los intereses comerciales extranjeros. Los pobres de las áreas rurales quedan sometidos al dictado militar no declarado para facilitar las actividades extranjeras en el ámbito de la minería, las plantaciones comerciales y la agricultura comercial a gran escala. La militarización se produce igualmente en áreas donde se están construyendo megapresas en interés de compañías extranjeras y donde se han emprendido proyectos destructivos de “desarrollo”.

 

La represión bajo el “Oplan Bayanihan” es sumamente sangrienta y bárbara. De manera indiscriminada se suceden los asesinatos, secuestros, torturas, rondas, arrestos, detenciones y la violación de derechos civiles y democráticos. Los ataques con bomba, los tiroteos y las matanzas se están convirtiendo en la norma. Esta operación militar está destruyendo los medios de subsistencia del pueblo, sus casas y bienes. Las gentes están abandonando sus tierras ancestrales por miles y emigrando por seguridad. A los aldeanos se les conmina por la fuerza a integrarse en los grupos de mercenarios paramilitares y en las bandas de vigilantes.

 

So pretexto de la “paz y el desarrollo”, desde 2011 se llevan a cabo los sangrientos operativos militares que portan el nombre de “Oplan Bayanihan”. Mediante “operaciones especiales”, los pueblos quedan bajo el control de grupos del ejército en nombre de la Organización de la Comunidad para la Paz y Desarrollo (OCPD). Las escuelas, los centros comunitarios y otros edificios públicos se convierten en campamentos militares. Los soldados ocupan por la fuerza las casas y propiedades de los campesinos.

 

El ejército también está gastando a manos llenas fondos públicos para ganarse a las mujeres y los jóvenes en particular. Promueve el consumo de drogas, alcohol y otras prácticas nocivas para desviar a la juventud de la lucha revolucionaria. Identifica a los elementos del lumpen que hay entre ellos y los recluta para la red de inteligencia del ejército.

                                                   

Hay una mayor vigilancia sobre las actividades de los aldeanos. Los soldados visitan cada casa so pretexto de recoger datos estadísticos sobre la población y tratan de identificar a los individuos y organizaciones que están contra el gobierno. Se recurre con frecuencia al toque de queda y otras medidas represivas, como si la Ley Marcial siguiera vigente. A los sospechosos de estar contra el gobierno se les incrimina en montajes de tipo penal para demostrar que son miembros del NEP.

 

El ejército difunde rumores para quebrar la unidad del pueblo y debilitar su resistencia. El ejército realiza actividades contrarrevolucionarias como los programas de transferencia directa de dinero en efectivo a las gentes o supuestas reformas agrícolas.

 

Falsas reformas para desviar a las masas [de la revolución]

 

La afirmación del gobierno de Aquino de que el desarrollo [económico] del pueblo mediante diversos programas es el verdadero propósito del “Oplan Bayanihan” es una mentira absoluta. De hecho, 1,9 billones de pesos asignados a dichos programas se gastaron en [actividades de] guerra psicológica en la provincia de Samar, en Visayas oriental y en otros feudos del movimiento revolucionario. El ejército, la policía y las unidades del gobierno local ponen en marcha estos programas de forma coordinada para tratar de acabar con el NEP. Este tipo de programas se ha emprendido también en Balangiga y Maslog en Samar Oriental, en Laoyang, en Mandragon y en San Rok en Samar Norte. No sólo las autoridades gubernamentales sino también los militares están aplicando estos programas por medio de batallones de las OCM. Todo esto es claramente parte integrante del “Oplan Bayanihan”.

 

Además de lo ya señalado, las fuerzas armadas coordinan las actividades de propaganda y las redes de inteligencia. Se dedican a reunir información en detalle y lo más amplia posible para conocer el terreno. Por ejemplo, so pretexto de un proyecto de agua potable, obtuvieron información sobre todas las fuentes de agua en las zonas del movimiento revolucionario y elaboraron mapas con dichos datos. En el mes de septiembre de 2012, cuando el gobierno intentó fotografiar a los aldeanos del barrio de Lete, éstos se resistieron ferozmente. Desenmascararon la conspiración del ejército por la radio. En 2013, el gobierno está construyendo una autopista financiada por los EEUU en la zona limítrofe de Samar Norte y Oriental para facilitar el rápido movimiento del ejército contra las fuerzas revolucionarias. El objetivo es aplastar la resistencia popular contra la llegada grandes compañías mineras en la región.

 

El gobierno de Benigno Aquino pregona a bombo y platillo un programa de erradicación de la pobreza llamado “plan de transferencia condicional de dinero” mediante el cual las autoridades gubernamentales suelen dar dinero a los campesinos ricos y favorecer a familias pobres. El verdadero objetivo de este proyecto es comprar la obediencia de ciertas comunidades a corto plazo. Este plan se aplica principalmente en los frentes guerrilleros. El objetivo es ayudar al plan contrainsurgente “Oplan Bayanihan”.

 

Plan contrainsurgente para la protección del ecoturismo y los intereses de la minería pesada

 

El medio ambiente y la industria pesquera del país se enfrentan a una grave amenaza procedente del ecoturismo y de la minería submarina que producen enormes dividendos a los Estados Unidos, Europa, Japón, Australia y otros países imperialistas. Los pescadores y campesinos son expulsados de sus tierras para dejar expedito el camino a la explotación de arena negra, oro, cobre, plomo, zinc así como de gas natural y petróleo. Los pescadores filipinos llevan a cabo protestas contra estos proyectos. El gobierno de Aquino también ha enfocado su campaña contrainsurgente “Oplan Bayanihan” para reprimir estas luchas. Como parte de dicho plan, se realizan operaciones de inteligencia y vigilancia contra comunidades de pescadores pobres, principalmente en la región de Bycol y las regiones del oeste de Mindanao.

 

Mientras el gobierno de Aquino facilita el saqueo de la riqueza mineral del país y la destrucción del medio ambiente, su ejército fascista ataca continuamente a los dirigentes y activistas de la minoría lumad que se oponen a la minería pesada. El pueblo lumad exige que las 52.000 hectáreas de sus tierras ancestrales  no se entreguen a las empresas mineras ni se destinen a plantaciones. Sin embargo, el pueblo de la minoría lumad está siendo desplazado por la fuerza. No se respetan en absoluto sus derechos. El criminal “Nuevo Ejército Popular Indígena por la Reforma” –una fuerza paramilitar- fue constituido por los creadores del “Oplan Bayanihan” para expulsar de sus tierras por la fuerza a la minoría lumad. Armaron a muchos contrarrevolucionarios. El resultado es que el terror se ha impuesto en esta zona. Se están cometiendo atrocidades contra los campesinos, especialmente mujeres y niños. Recientemente, agentes armados del gobierno atacaron a los manifestantes cuando protestaban contra las actividades mineras. Setenta y cuatro activistas lumad fueron detenidos e imputados en casos de conspiración bajo la acusación de estar en contacto con el NEP. De este modo, el gobierno priva al pueblo de sus tierras ancestrales y ataca de forma inhumana a viejos y jóvenes. Los dirigentes lumad que levantan la voz contra estas atrocidades son asesinados. El dirigente lumad Kagayan de Oro fue asesinado en octubre de 2012. Gilbert Paborada, presidente del “Panagalasag”, una organización frentista “Kalumbe” (el Frente Unido regional de las organizaciones lumad en el norte de Mindanao) que se opone a la minería pesada, fue asesinado a balazos. Los lumad de la tribu de Tigvahanan organizaron protestas durante seis meses. Su capitán de barrio y dirigente del movimiento, Jimmy Liguyan, fue asesinado por el Nuevo Ejército Popular Indígena por la Reforma con el fin de expulsar al pueblo de esta zona.

 

A Jenasque Enrikwij, secretario general de la organización “Kasalo” que lucha contra la transformación de la región de Karaga en un centro militar y se opone a los ataques contra las minorías Mamanva; a Katribu, vicepresidente del Partido Popular local y a otras 36 personas se les imputo en causas falsas y fueron detenidos. Antes, 37 dirigentes de la organización “Mapasu” habían sido detenidos so pretexto de tener armas y explosivos. No es de extrañar pues “Mapasu” se había opuesto a la cesión a grandes compañías mineras de la tierra ancestral del pueblo Manoba en Liyanga, San Agustín, Marihatag y Tago de Surigavo del Sar.
 
 
 
 
 
 
- Segunda Parte del documento:
 
 
 
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