Traducido por SADE para ODC
¡VIVA LA REVOLUCIÓN FILIPINA EN MARCHA
POR EL CAMINO DE LA VICTORIA CON LA TAREA INMEDIATA DE LOGRAR EL EQUILIBRIO
ESTRATÉGICO!
¡EXTENDAMOS EL FÉRREO APOYO A LA
REVOLUCIÓN Y AL PUEBLO FILIPINOS!
¡OPONGÁMONOS Y CONDENEMOS EL OPLAN
BAYANIHAN!
Semana de solidaridad con la Revolución
filipina
(22-28 de abril de 2013)
[Oplan Bayanihan es el nombre de la guerra fascista desatada en
Filipinas por el régimen títere de los americanos que encabeza Benigno Aquino
en un intento de eliminar el avance de la revolución bajo la dirección del
Partido Comunista de Filipinas. Las masas de Filipinas y el Nuevo Ejército del
Pueblo hacen frente heroicamente a esta guerra injusta y bárbara. Con motivo de
la semana de solidaridad con la Revolución filipina en la India, el Comité Central
del Partido Comunista de la India (Maoísta) publica este folleto como breve
introducción al movimiento revolucionario filipino. La información
proporcionada en este folleto se ha extraído de documentos y revistas
filipinos. En caso de dificultad para comprender términos inusuales o ciertos
pasajes debido a la traducción, se ruega consultar las revistas y documentos
filipinos originales. 26.12.2012]
Filipinas es un pequeño país del
sudeste asiático que se extiende sobre una superficie de trescientos mil
kilómetros cuadrados, con una población de 95 millones de habitantes. Se trata
de un país semicolonial y semifeudal. El país está compuesto por un grupo de
7.100 islas divididas administrativamente en regiones, provincias, ciudades,
municipios y barrios. El pueblo de Filipinas es diverso por la lengua, la
geografía y la religión. El cristianismo y el Islam son las dos principales
religiones practicadas. Los filipinos cristianos son la mayoría y, en muchos
aspectos, la mayoría dominante. A los filipinos musulmanes se les llama “moros”
o “musulmanes moro”. Además de éstos, existen otros grupos nacionales y
minorías lingüísticas como los ilocanas, ibanags, kapampangans, tagalos,
bicolanos, cebuanos, waray, hiligaynons, tausogs y maravaws. Los filipinos tienen
un rico patrimonio cultural y cuentan con una gloriosa historia y una tradición
heroica de sacrificio en la lucha constante contra el régimen colonial.
Filipinas es un país rico en recursos, suficientes para una sociedad
autosuficiente. Las masas trabajadoras constituyen una sólida base para que
Filipinas se convierta en un país libre, soberano y democrático. Los obreros y
campesinos del país constituyen el instrumento principal con que poner fin a la
explotación y represión de los imperialistas y de sus clases dominantes
compradoras, así como para alcanzar una verdadera democracia y el progreso
social.
Filipinas quedó sometida a la
explotación directa y a la represión del imperialismo de los Estados Unidos
hace un siglo. Más tarde, se convirtió en un país semicolonial y semifeudal y
se estancó. El pueblo filipino se vio obligado a depender principalmente de la
agricultura. Para las amplias masas campesinas no hay tierra que trabajar. No
se ha llevado a cabo ninguna auténtica reforma agraria.
La falta de infraestructuras y de
condiciones para que las industrias produjeran metales básicos, productos
químicos y otros bienes, impidió el desarrollo de un sistema económico
capitalista. Tan sólo pudieron desarrollarse unas pocas industrias ligeras
dedicadas a la producción de artículos de consumo y el sector minero,
dependientes, además, del mercado imperialista. En esta situación, el país se
vio obligado a comprar maquinaria, equipos y materias primas con las divisas
obtenidas de la exportación de materias primas y mediante préstamos
extranjeros. De este modo, siguió siendo un país exportador de materias primas
al servicio de las industrias de los países imperialistas. Los imperialistas,
la burguesía compradora apoyada por el imperialismo y la gran clase feudal
impidieron el ascenso de una burguesía nacional. Todo ello condujo al
estancamiento del desarrollo capitalista en el país.
Poco a poco, el capital de los
Estados Unidos dominó la economía de Filipinas. El intercambio desigual con los
Estados Unidos situó el déficit comercial del país en niveles elevados. Y para
hacer frente a dicho déficit, dependía cada vez más de préstamos extranjeros.
De este modo, los imperialistas obtuvieron superbeneficios gracias a las
inversiones directas e indirectas en Filipinas y a la concesión de préstamos.
Debido a la aplicación de las
políticas imperialistas, la inflación está en aumento en el país. So pretexto
de la liquidación de la deuda externa, se han intensificado las “reformas
financieras” que favorecen a la inversión extranjera. La consecuencia es que
Filipinas ha caído entre las asfixiantes garras de hierro del imperialismo
estadounidense, del FMI, del Banco Mundial y de las multinacionales. El agente
de los Estados Unidos llamado Benigno Aquino, presidente de Filipinas, ha
aplicado políticas neoliberales dictadas por los EEUU y abierto las puertas a
todo tipo de bienes de consumo fabricados en el extranjero, especialmente los
artículos de lujo. Como resultado, las exportaciones tradicionales deben hacer
frente a pérdidas y las industrias locales sufren un estrangulamiento
financiero. La dependencia del sistema económico del país de la exportación de
materias primas y de productos semimanufacturados ha sumido al pueblo en la
crisis. El gobierno de Aquino ha permitido la reutilización de las bases
militares de los EEUU en Clark, Pampanga, Subic y Zambles para el despliegue de
sus buques de guerra, submarinos y aviones espías en el Mar de China
Meridional. Hace decenios, tras el derrocamiento del dictador Marcos, estas bases
militares fueron cerradas debido a las protestas populares. Su reutilización ha
hipotecado la soberanía y la integridad territorial del país. Las actividades
de inteligencia de los Estados Unidos en Filipinas están en aumento. Con el
reciente acuerdo entre la policía de Nueva York y la policía de Filipinas, la
injerencia de los Estados Unidos se ha hecho aún mayor si cabe. Como todos los
gobiernos anteriores en Filipinas, Benigno Aquino ha desatado una violencia
desmedida contra las masas al servicio de los intereses de los imperialistas,
en especial de los EEUU, lo cual está provocando una notable resistencia
popular.
Día a día crece el desempleo en
el país, que ya ha alcanzado la elevada tasa del 24%. Los salarios reales de
los trabajadores no dejan de disminuir debido a los impuestos directos e
indirectos. Los trabajadores, especialmente las mujeres, se ven obligados a
emigrar al extranjero a gran escala y allí a trabajar por salarios de pura
miseria. En el extranjero se encuentran con una explotación desmedida. Debido a
las horribles condiciones de trabajo y a las atrocidades [a que se les somete],
cada día llegan de vuelta a su país de origen al menos cinco cadáveres de
trabajadores filipinos. Se ha producido un aumento de los ataques contra los derechos
de los trabajadores así como recortes presupuestarios en los programas sociales
al objeto de atraer la inversión extranjera. Cada vez son más las oportunidades
de explotación en favor de las empresas monopolistas del imperialismo y de los
capitalistas monopolistas locales gracias a los subsidios sobre impuestos, a la
desregulación en materia contractual, de negocios y para las inversiones de
capital de todo tipo, a las privatizaciones o a la desregulación del mercado de
valores.
Con las “reformas” económicas
iniciadas por el gobierno, la tierra agrícola fértil está terminando en manos
de las grandes empresas extranjeras, de la gran burguesía burocrática
compradora y de los grandes terratenientes. Se llevan a cabo campañas
represivas militares y policiales con el fin de expulsar de la tierra a los
campesinos pobres y a las minorías nacionales. So pretexto de promover el
programa de venta voluntaria de tierras, los grandes terratenientes explotan la
riqueza del país. La vida de los campesinos se ha hecho insoportable debido a
los elevados precios de los arrendamientos en la agricultura, al aumento de los
costos de producción y al alza en los precios de los productos esenciales.
Mientras, por un lado, el
gobierno habla de autonomía de las minorías nacionales, por otro recorta su
poder político, económico, militar así como en otros ámbitos. Sus derechos a la
tierra y a la herencia de la propiedad son vulnerados por las grandes empresas
extranjeras de manera indiscriminada.
El saqueo indiscriminado de los
recursos naturales de Filipinas se sucede sin pausa, provocando daños
irreversibles en el medio ambiente debido a la deforestación para la
exportación de madera, a la pesca excesiva, a la minería a cielo abierto, etc.
Debido al deterioro de las
condiciones de vida y de las condiciones de trabajo de todas las clases que
forman las masas explotadas, las desigualdades sociales han aumentado al tiempo
que han disminuido las oportunidades de empleo, lo cual ha provocado el
descontento de las masas. El malestar social se extiende e intensifica. El
gobierno de Aquino ha demostrado ser incapaz de poner coto a la creciente
crisis económica y social.
Las contradicciones en el seno de
las clases dominantes reaccionarias también se manifiestan bajo formas
violentas. Las [distintas] facciones de la clase dominante mantienen grupos
armados privados, grupos afectos en el ejército reaccionario, la policía y las
fuerzas paramilitares.
En la medida en que el sistema
semicolonial y semifeudal en Filipinas se ha engolfado en una crisis económica
de largo alcance y se encamina hacia su derrumbe, hay una intensificación
visible de las contradicciones fundamentales del país. La crisis capitalista
mundial está teniendo efectos muy graves en las esferas económica, política y
social de Filipinas. Todo ello se refleja en la tasa de crecimiento económico,
que ha disminuido rápidamente desde 2010. La crisis está poniendo al
descubierto la degeneración y corrupción económica, social, política, cultural
y moral de las clases dominantes del país. El carácter títere de los
gobernantes queda día a día en evidencia y, de la misma manera, la servidumbre
obediente, de perro faldero, del gobierno de Benigno Aquino al imperialismo
estadounidense.
El Partido Comunista de Filipinas
(PCF) ha analizado el sistema socio-económico del país y formulado su línea
política general a fin de destruir a los tres principales enemigos del Pueblo,
a saber: el imperialismo, la gran clase feudal y la gran clase compradora. El
PCF lleva a cabo una intensa lucha de clases para liberar al país y completar con éxito la Revolución de Nueva
Democracia por medio de la revolución agraria bajo la dirección del
proletariado sobre la base de la alianza obrero-campesina.
Nacimiento y desarrollo del Partido
Comunista de Filipinas
En el siglo XVIII, el pueblo
filipino se levantó en cientos de rebeliones armadas contra la agresión
española y su régimen colonial. Debido a la heroica resistencia de las masas,
los españoles nunca pudieron apoderarse de la totalidad del país. De hecho, el
pueblo consiguió mantener aisladas [de los españoles] las zonas interiores de
Mindanao y las Cordilleras.
En 1896, la Revolución
Democrática Nacional se inició bajo la dirección del Katipunan. Se suele decir
que fue la primera lucha anticolonial exitosa en Asia. En 1899, la agresión de
los EEUU arrancó al pueblo filipino su libertad nacional. Los obreros,
campesinos y las masas trabajadoras lucharon heroicamente contra el poderoso
aparato militar de los Estados Unidos. En la revolución de 1896, la dirección
fraccionalista y traidora de Ilastrado [¿?], que representaba a las clases
explotadoras locales, se rindió a los colonialistas de Estados Unidos,
convirtiéndose en una marioneta de los imperialistas.
El Partido Comunista de Filipinas
surgió de la lucha antifeudal del Hukbalahap ([compuesto mayoritariamente por
el] campesinado filipino) a principios de 1930. En la historia de Filipinas se
conoce este episodio como la famosa “Rebelión Huk”. El Partido Comunista creó
organizaciones de obreros y campesinos y dirigió el movimiento. Unos meses
después de la formación del Partido, los imperialistas estadounidenses y su
gobierno títere prohibieron el Partido y las organizaciones obreras y
campesinas. Los dirigentes populares fueron detenidos. Sin embargo, la
resistencia popular no se arredró. La formación del Partido Socialista de
Filipinas (PSF) en 1932 dio nuevos bríos al movimiento campesino. En 1939, el
PCF y el PSF se fusionaron en un solo partido.
El PCF dirigió la guerra popular
antijaponesa (Hukbong Bayan Laban sa mga Hapon o Hukbalahap [“El Ejército
Nacional contra Japón”, en su traducción española]) contra la ocupación
japonesa de Filipinas en la Segunda Guerra Mundial. Japón perdió la guerra y se
retiró. El 4 de julio de 1946, al dictado de los imperialistas de EEUU, se
estableció la República de Filipinas con una falsa independencia. En 1950, el
ejército guerrillero Huk (campesino) inició la lucha armada bajo la dirección
del Partido unificado. En agosto de 1950, las unidades guerrilleras del Huk
atacaron once ciudades en la isla de Luzón y se apoderaron de un gran número de
armas. Al tiempo que los comunistas tomaban el poder en Europa Oriental y
China, las luchas revolucionarias se extendían por los países del sudeste
asiático. Esta situación alarmó al imperialismo estadounidense que abogó ya
abiertamente por eliminar el “fantasma del comunismo”. De este modo, prestó una
enorme ayuda militar a su gobierno títere filipino con el fin de eliminar la
rebelión comunista Huk. El primer presidente de la burguesía compradora puesto
por los imperialistas de Estados Unidos, Rokjas, prohibió el ejército
guerrillero campesino y las organizaciones de masas revolucionarias. El
gobierno desató una oleada de ataques contra la guerrilla y el pueblo para
reprimir la lucha redoblada del Huk, que contaba con un ejército guerrillero de
15 mil hombres. El triunfante Presidente Quirino nombró a Ramón Magsaysay
ministro de defensa; éste (que más adelante se convertiría en presidente) se
había hecho un nombre como comandante durante la guerra de guerrillas
antijaponesa en la Segunda Guerra Mundial. Dio rienda suelta a los peores
métodos fascistas en la represión de la rebelión Huk. Trató asimismo de
debilitar la rebelión por medio de falsas reformas agrarias. Al dictado del
Pentágono y la CIA, entrenó y desplegó al ejército de Filipinas con el único
fin de reprimir la revolución campesina. Si, por un lado, la policía logró
arrestar a los principales dirigentes del Huk, por otro, la dirección del
Partido Comunista unificado que dirigía el movimiento, ejercida por [Jesús]
Lava, adoptó una desviación derechista. Como resultado, la rebelión Huk sufrió
un revés temporal hacia mayo de 1954. El Partido Comunista se había
transformado en un partido derechista y el ejército guerrillero Huk se alejó
también de sus objetivos.
El renacimiento del Partido
En la primera mitad de la década
de los 60, una nueva oleada de Revoluciones de Nueva Democracia y de
movimientos de Liberación Nacional surgió en muchos países semicoloniales y
semifeudales. Diversos movimientos populares (obreros, estudiantiles,
juveniles, intelectuales, de los negros americanos, pro libertades civiles,
antibélicos) aparecieron igualmente en los países imperialistas y capitalistas
de todo el mundo. En la segunda mitad de los 60, el Gran Debate emprendido por
el Partido Comunista de China bajo la dirección del camarada Mao Tse Tung
contra revisionistas modernos como Tito, Thorez, Togliatti, Krushchev, etc. en
el seno del Movimiento Comunista Internacional y la Gran Revolución Cultural
Proletaria (GPCR) en China se dejaron sentir en todo el mundo. Naturalmente,
los comunistas auténticos de Filipinas también recibieron esas influencias. Las
auténticas fuerzas comunistas revolucionarias rechazaron la desviación
derechista de la dirección del PCF y emprendieron el camino correcto de la
revolución.
En este contexto, la Revolución
Nacional Democrática del país resurgió en los 60. Entre la población creció el
descontento debido a la agudización de la crisis económica en Filipinas y a la
explotación de los imperialistas estadounidenses, la gran burguesía compradora
y la clase feudal. El trabajo de propaganda y los esfuerzos organizativos de
los revolucionarios proletarios recién surgidos y de unos pocos veteranos del
viejo partido unificado comenzaron gradualmente a dar resultados.
El movimiento popular en el país
estuvo inspirado en la gloriosa lucha revolucionaria nacional-democrática de
Vietnam contra la ocupación de Estados Unidos, en las luchas de liberación
nacional en los países atrasados, en los movimientos de protesta por todo el
mundo, incluyendo los Estados Unidos, contra la guerra de agresión en Vietnam,
en el creciente radicalismo de estudiantes e intelectuales en los países
occidentales y Japón y en otros movimientos semejantes.
Nació un movimiento patriótico
entre los estudiantes e intelectuales de ciudades como Manila, Luzón, Visayas y
Mindanao. Este movimiento planteó cuestiones como la igualdad de derechos, la
retirada de las bases estadounidenses, la nacionalización del mercado
minorista, el papel de Filipinas en la guerra de ocupación de Estados Unidos en
Vietnam, etc.
A finales de la década de los 60,
los trabajadores rechazaron la autoridad del falso sindicalismo y emprendieron
huelgas militantes. El movimiento sindical revolucionario empezó a crecer. A su
vez, los movimientos campesinos por el derecho a la tierra y contra las
atrocidades de los latifundistas en las zonas rurales cobraron impulso. La
lucha antifeudal bajo la dirección del renacido Partido Comunista se
intensificó y desarrolló en la dirección de la revolución armada campesina. Las
acciones armadas de las minorías lumad en las provincias de Agusan, Bukidnon,
Surigao y Mindanao contra las confiscaciones de tierras y las atrocidades de
los capitalistas nacionales y extranjeros y sus guardias armados fueron
igualmente en aumento.
Consecuencia de todo ello fue la
reorganización del PCF el 26 de diciembre de 1968. El mensaje de la Revolución
Nacional Democrática alcanzó a las amplias masas campesinas. Algunos
comandantes y combatientes revolucionarios del antiguo ejército guerrillero
controlados por la camarilla gangsteril de Pedro Taruc-Sumulong recibieron la
influencia de la propaganda revolucionaria en las ciudades. Entraron en
contacto con las organizaciones juveniles revolucionarias y, de este modo,
gradualmente establecieron relaciones con el Partido. El Nuevo Ejército del
Pueblo (NEP) se formó el 29 de marzo de 1969 con sesenta revolucionarios
escindidos de las filas aún activas del antiguo ejército guerrillero campesino:
contaban con 9 fusiles automáticos y 20 armas de fabricación local. Por
entonces, más allá del apoyo de unas 80 mil personas en el distrito segundo de
Tarlann, unos pocos activistas de entre los 50 mil miembros de las distintas organizaciones
de masas, algunos cuadros del partido y la China Popular como Base Socialista
Internacional, el nuevo Partido carecía de cualquier otra ayuda. La nueva
dirección revolucionaria estudió las experiencias de la Revolución filipina a
la luz de la historia y aplicó el Marxismo-Leninismo-Maoísmo a la sociedad
filipina con sus avances positivos. Con el fin de destruir el obsoleto sistema
semicolonial y semifeudal, el Partido formuló la línea general política y
militar de la Guerra Popular Prolongada. También la estrategia y táctica
adecuadas para aunar y organizar al proletariado, campesinado, estudiantes,
juventud, intelectuales, mujeres, nacionalidades y minorías. Impulsó diversas
organizaciones democráticas revolucionarias de masas para formar el Frente
Democrático Nacional de Filipinas (FDNF). Poco a poco se crearon los órganos
del Poder de Nueva Democracia (los Comités Populares), lo cual permitió sentar
las bases para la lucha armada revolucionaria en el campo, el movimiento
revolucionario clandestino y el movimiento de masas legal en las ciudades. Por
otra parte, inició contactos y tareas con varias organizaciones y partidos
maoístas en el plano internacional para [impulsar] la Revolución Socialista
Mundial y cumplir las tareas del proletariado internacional. En este proceso,
se creó la comisión preparatoria del Frente Democrático Nacional en 1971 bajo
la dirección del PCF.
Al mismo tiempo, el pueblo de
nacionalidad moro se organizó contra la opresión nacional, la explotación y por
el derecho a la libre determinación. Empezaron a desarrollar acciones
militantes e iniciaron la lucha armada.
Poco después, en 1969, se formó
el Nuevo Ejército del Pueblo (NEP) que, en 1970, realizó diversos ataques contra las fuerzas armadas del
gobierno de Filipinas. El partido decidió formar comités partidarios a nivel
regional y comandos del NEP en el mismo año de 1969, pero sólo pudo ponerlos en
marcha en el periodo 1970-1972. De este modo, se formaron comandos regionales
en el norte de Luzón, Luzón Central, Manila-Luzón, sur de Luzón, Visayas
Occidental, Mindanao y otras áreas.
Puede decirse que el periodo
entre 1972 y 1974 fue el momento en que el NEP se extendió por todo el país. En
1973 se creó también la comisión preparatoria del Partido, el NEP y el Frente
Democrático Nacional (FDN). El periodo entre 1969 y 1979 fue la década en que
se inició la revolución armada por todo el país. Finalmente, fue el momento en
que se formaron los frentes guerrilleros, las zonas guerrilleras y las bases
guerrilleras en ciertas áreas estratégicas del país. Hasta 1979 el NEP actuó
fundamentalmente bajo la forma de escuadrones de propaganda armada y
escuadrones guerrilleros. De todos modos, también disponía de algunos pelotones
para llevar a cabo ataques contra el enemigo, pelotones que servían, igualmente,
como centro de movilización de fuerzas siempre que fuera necesario. En 1979,
comenzaron a funcionar gradualmente pelotones y unidades del tamaño de una
compañía. Se crearon las “unidades gorrión” en las zonas llanas. Unidades
partisanas armadas y pequeños escuadrones guerrilleros trabajaban secretamente
en las áreas bajo control del enemigo. Es decir, las actividades armadas se
extensión a las zonas llanas.
En el periodo comprendido entre
enero y marzo de 1970, hubo una intensificación de las actividades de protesta
de la juventud militante y de las organizaciones estudiantiles en Manila, la
capital. Se conoce a estos hechos como “la Tormenta del Primer Trimestre”.
Entre 50 mil y cien mil personas participaron en cada una de las protestas que
se extendieron a las grandes ciudades y villas del país. Estas movilizaciones
se convirtieron en un poderoso movimiento político y cultural con conciencia
nacional que puso al descubierto los problemas básicos del pueblo provocados
por el imperialismo de los EEUU, el feudalismo y el capitalismo comprador. Este
levantamiento de las masas propagó la tarea de la Revolución Nacional
Democrática en una escala sin precedentes. Se fortaleció la lucha
revolucionaria y alentó a la militancia al pueblo de Filipinas.
Para tratar de golpear al Partido
y al NEP, la dictadura de Marcos desencadenó una campaña represiva con el
nombre “cortar de raíz” entre 1968 y principios de los años 70. Entre
principios de los años setenta y 1986 se desató la campaña “Oplan Mamamayan” en
el curso de la cual, con el fin de suprimir todo tipo de derechos democráticos,
se perpetraron contra el pueblo masacres, asesinatos, ataques armados a gran
escala, desplazamientos forzosos, bombardeos, quema de aldeas, intimidaciones,
saqueos, detenciones y torturas.
Como la crisis del sistema
semicolonial y semifeudal se intensificaba y las masas abogaban por un cambio
revolucionario, Marcos decretó la Ley Marcial (el gobierno militar) lo que puso
al descubierto de manera flagrante su dictadura fascista. Se pisotearon los
derechos democráticos a un nivel sin precedentes. No sólo las fuerzas
patrióticas y progresistas fueron duramente reprimidas: también lo fueron
aquellas facciones de las clases dominantes que osaron criticar a la facción
gobernante. Unas ciento cincuenta mil personas fueron masacradas y más de 6
millones fueron desplazadas. Las detenciones y la tortura se convirtieron en un
fenómeno diario.
En cualquier caso, incluso antes
de que se declarase la Ley Marcial la guerra popular se iba extendiendo a
medida que las condiciones revolucionarias maduraban. La explotación y la
represión fascista alcanzaron un nivel intolerable y así, bajo la dirección del
PCF, las masas explotadas rechazaron con valentía la dictadura de Marcos. La
resistencia armada del pueblo se intensificó y amplió paulatinamente. Con
objeto de construir una base estable para la unidad de todas las fuerzas
populares que habían quedado en la clandestinidad como resultado de la Ley
Marcial, la comisión preparatoria del FDN publicó un programa de diez puntos el
24 de abril de 1973. Más tarde, esta fecha fue declarada como día de la
creación del FDN.
Como el ejército popular y el
frente unido se levantaban sobre una base sólida, la lucha armada
revolucionaria campesina se extendió como un reguero de pólvora en el campo.
Los revolucionarios se concentraron inicialmente en las áreas estratégicas de
las islas y, más tarde, en las áreas de importancia secundaria. De las áreas
selváticas la lucha armada se extendió a las zonas llanas, a las ciudades y a
la costa. El movimiento avanzó gracias a las luchas antifeudales en exigencia
de la reducción de los arrendamientos de la tierra y de los intereses sobre
préstamos, por el aumento de los salarios de los campesinos y a favor de
precios remunerativos para las cosechas. Los movimientos de los trabajadores,
estudiantes, mujeres, intelectuales y pobres de las ciudades se intensificaron.
Los movimientos legales y clandestinos se desarrollaron rápidamente y de forma
coordinada.
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