Traducido por SADE para ODC
¡VIVA LA
REVOLUCIÓN FILIPINA EN MARCHA POR EL CAMINO DE LA VICTORIA CON LA TAREA
INMEDIATA DE LOGRAR EL EQUILIBRIO ESTRATÉGICO!
¡EXTENDAMOS
EL FÉRREO APOYO A LA
REVOLUCIÓN Y AL PUEBLO FILIPINOS!
REVOLUCIÓN Y AL PUEBLO FILIPINOS!
¡OPONGÁMONOS
Y CONDENEMOS EL OPLAN BAYANIHAN!
Semana de
solidaridad con la Revolución filipina
(22-28 de abril de 2013)
(22-28 de abril de 2013)
[Oplan Bayanihan es el
nombre de la guerra fascista desatada en Filipinas por el régimen títere de los
americanos que encabeza Benigno Aquino en un intento de eliminar el avance de la
revolución bajo la dirección del Partido Comunista de Filipinas. Las masas de
Filipinas y el Nuevo Ejército del Pueblo hacen frente heroicamente a esta
guerra injusta y bárbara. Con motivo de la semana de solidaridad con la Revolución filipina en la India , el Comité Central del Partido
Comunista de la India (Maoísta) publica este folleto como breve introducción al
movimiento revolucionario filipino. La información proporcionada en este
folleto se ha extraído de documentos y revistas filipinos. En caso de dificultad
para comprender términos inusuales o ciertos pasajes debido a la traducción, se
ruega consultar las revistas y documentos filipinos originales. 26.12.2012]
Filipinas es un pequeño país del sudeste asiático que se extiende sobre una
superficie de trescientos mil kilómetros cuadrados, con una población de 95
millones de habitantes. Se trata de un país semicolonial y semifeudal. El país
está compuesto por un grupo de 7.100 islas divididas administrativamente en
regiones, provincias, ciudades, municipios y barrios. El pueblo de Filipinas es
diverso por la lengua, la geografía y la religión. El cristianismo y el Islam
son las dos principales religiones practicadas. Los filipinos cristianos son la
mayoría y, en muchos aspectos, la mayoría dominante. A los filipinos musulmanes
se les llama “moros” o “musulmanes moro”. Además de éstos, existen otros grupos
nacionales y minorías lingüísticas como los ilocanas, ibanags, kapampangans, tagalos,
bicolanos, cebuanos, waray, hiligaynons, tausogs y maravaws. Los filipinos tienen
un rico patrimonio cultural y cuentan con una gloriosa historia y una tradición
heroica de sacrificio en la lucha constante contra el régimen colonial.
Filipinas es un país rico en recursos, suficientes para una sociedad
autosuficiente. Las masas trabajadoras constituyen una sólida base para que
Filipinas se convierta en un país libre, soberano y democrático. Los obreros y
campesinos del país constituyen el instrumento principal con que poner fin a la
explotación y represión de los imperialistas y de sus clases dominantes
compradoras, así como para alcanzar una verdadera democracia y el progreso social.
Filipinas quedó sometida a la explotación directa y a la represión del
imperialismo de los Estados Unidos hace un siglo. Más tarde, se convirtió en un
país semicolonial y semifeudal y se estancó. El pueblo filipino se vio obligado
a depender principalmente de la agricultura. Para las amplias masas campesinas
no hay tierra que trabajar. No se ha llevado a cabo ninguna auténtica reforma
agraria.
La falta de infraestructuras y de condiciones para que las industrias produjeran
metales básicos, productos químicos y otros bienes, impidió el desarrollo de un
sistema económico capitalista. Tan sólo pudieron desarrollarse unas pocas
industrias ligeras dedicadas a la producción de artículos de consumo y el
sector minero, dependientes, además, del mercado imperialista. En esta
situación, el país se vio obligado a comprar maquinaria, equipos y materias
primas con las divisas obtenidas de la exportación de materias primas y mediante
préstamos extranjeros. De este modo, siguió siendo un país exportador de materias
primas al servicio de las industrias de los países imperialistas. Los
imperialistas, la burguesía compradora apoyada por el imperialismo y la gran
clase feudal impidieron el ascenso de una burguesía nacional. Todo ello condujo
al estancamiento del desarrollo capitalista en el país.
Poco a poco, el capital de los Estados Unidos dominó la economía de
Filipinas. El intercambio desigual con los Estados Unidos situó el déficit
comercial del país en niveles elevados. Y para hacer frente a dicho déficit,
dependía cada vez más de préstamos extranjeros. De este modo, los imperialistas
obtuvieron superbeneficios gracias a las inversiones directas e indirectas en
Filipinas y a la concesión de préstamos.
Debido a la aplicación de las políticas
imperialistas, la inflación está en aumento en el país. So pretexto de la
liquidación de la deuda externa, se han intensificado las “reformas
financieras” que favorecen a la inversión extranjera. La consecuencia es que
Filipinas ha caído entre las asfixiantes garras de hierro del imperialismo estadounidense,
del FMI, del Banco Mundial y de las multinacionales. El agente de los Estados
Unidos llamado Benigno Aquino, presidente de Filipinas, ha aplicado políticas
neoliberales dictadas por los EEUU y abierto las puertas a todo tipo de bienes
de consumo fabricados en el extranjero, especialmente los artículos de lujo.
Como resultado, las exportaciones tradicionales deben hacer frente a pérdidas y
las industrias locales sufren un estrangulamiento financiero. La dependencia
del sistema económico del país de la exportación de materias primas y de productos
semimanufacturados ha sumido al pueblo en la crisis. El gobierno de Aquino ha
permitido la reutilización de las bases militares de los EEUU en Clark,
Pampanga, Subic y Zambles para el despliegue de sus buques de guerra,
submarinos y aviones espías en el Mar de China Meridional. Hace decenios, tras
el derrocamiento del dictador Marcos, estas bases militares fueron cerradas debido
a las protestas populares. Su reutilización ha hipotecado la soberanía y la
integridad territorial del país. Las actividades de inteligencia de los Estados
Unidos en Filipinas están en aumento. Con el reciente acuerdo entre la policía
de Nueva York y la policía de Filipinas, la injerencia de los Estados Unidos se
ha hecho aún mayor si cabe. Como todos los gobiernos anteriores en Filipinas, Benigno Aquino ha desatado una violencia desmedida
contra las masas al servicio de los intereses de los imperialistas, en especial
de los EEUU, lo cual está provocando una notable resistencia popular.
Día a día crece el desempleo en el país, que ya ha alcanzado la elevada
tasa del 24%. Los salarios reales de los trabajadores no dejan de disminuir
debido a los impuestos directos e indirectos. Los trabajadores, especialmente las
mujeres, se
ven obligados a emigrar al extranjero a gran escala y allí a trabajar por
salarios de pura miseria. En el extranjero se encuentran con una explotación desmedida.
Debido a las horribles condiciones de trabajo y a las atrocidades [a que se les
somete], cada día llegan de vuelta a su país de origen al menos cinco cadáveres
de trabajadores filipinos. Se ha producido un aumento de los ataques contra los
derechos de los trabajadores así como recortes presupuestarios en los programas
sociales al objeto de atraer la inversión extranjera. Cada vez son más las oportunidades
de explotación en favor de las empresas monopolistas del imperialismo y de los
capitalistas monopolistas locales gracias a los subsidios sobre impuestos, a la
desregulación en materia contractual, de negocios y para las inversiones de
capital de todo tipo, a las privatizaciones o a la desregulación del mercado de valores.
Con las “reformas” económicas iniciadas por el gobierno, la tierra agrícola
fértil está terminando en manos de las grandes empresas extranjeras, de la gran
burguesía burocrática compradora y de los grandes terratenientes. Se llevan a
cabo campañas
represivas militares y policiales con el fin de expulsar de la tierra a los
campesinos pobres y a las minorías nacionales. So pretexto de promover el programa
de venta voluntaria de tierras, los grandes terratenientes explotan la riqueza
del país. La vida de los campesinos se ha hecho insoportable debido a los
elevados precios de los arrendamientos en la agricultura, al aumento de los
costos de producción y al alza en los precios de los productos esenciales.
Mientras, por un lado, el gobierno habla de autonomía
de las minorías nacionales, por otro recorta su poder político, económico,
militar así como en otros ámbitos. Sus derechos a la tierra y a la herencia de
la propiedad son vulnerados por las grandes empresas extranjeras de manera indiscriminada.
El saqueo indiscriminado de los recursos naturales
de Filipinas se sucede sin pausa, provocando daños irreversibles en el medio ambiente
debido a la deforestación para la exportación de madera, a la pesca excesiva, a
la minería a cielo abierto, etc.
Debido al deterioro de las condiciones de vida y de
las condiciones de trabajo de todas las clases que forman las masas explotadas,
las desigualdades sociales han aumentado al tiempo que han disminuido las
oportunidades de empleo, lo cual ha provocado el descontento de las masas. El malestar
social se extiende e intensifica. El gobierno de Aquino ha demostrado ser incapaz
de poner coto a la creciente crisis económica y social.
Las contradicciones en el seno de las clases
dominantes reaccionarias también se manifiestan bajo formas violentas. Las [distintas]
facciones de la clase dominante mantienen grupos armados privados, grupos
afectos en el ejército reaccionario, la policía y las fuerzas paramilitares.
En la medida en que el sistema semicolonial y
semifeudal en Filipinas se ha engolfado en una crisis económica de largo
alcance y se encamina hacia su derrumbe, hay una intensificación visible de las
contradicciones fundamentales del país. La crisis capitalista mundial está teniendo
efectos muy graves en las esferas económica, política y social de Filipinas. Todo
ello se refleja en la tasa de crecimiento económico, que ha disminuido
rápidamente desde 2010. La crisis está poniendo al descubierto la degeneración y
corrupción económica, social, política, cultural y moral de las clases
dominantes del país. El carácter títere de los gobernantes queda día a día en
evidencia y, de la misma manera, la servidumbre obediente, de perro faldero, del
gobierno de Benigno Aquino al imperialismo estadounidense.
El Partido Comunista de Filipinas (PCF) ha analizado
el sistema socio-económico del país y formulado su línea política general a fin
de destruir a los tres principales enemigos del Pueblo, a saber: el
imperialismo, la gran clase feudal y la gran clase compradora. El PCF lleva a
cabo una intensa lucha de clases para liberar al país y completar con éxito la Revolución de Nueva Democracia
por medio de la revolución agraria bajo la dirección del proletariado sobre la
base de la alianza obrero-campesina.
Nacimiento y desarrollo del Partido Comunista de Filipinas
En el siglo XVIII, el pueblo filipino se levantó en
cientos de rebeliones armadas contra la agresión española y su régimen colonial.
Debido a la heroica resistencia de las masas, los españoles nunca pudieron
apoderarse de la totalidad del país. De hecho, el pueblo consiguió mantener
aisladas [de los españoles] las zonas interiores de Mindanao y las Cordilleras.
En 1896, la Revolución Democrática
Nacional se inició bajo la dirección del Katipunan. Se suele decir que fue la
primera lucha anticolonial exitosa en Asia. En 1899, la agresión de los EEUU
arrancó al pueblo filipino su libertad nacional. Los obreros, campesinos y las
masas trabajadoras lucharon heroicamente contra el poderoso aparato militar de
los Estados Unidos. En la revolución de 1896, la dirección fraccionalista y
traidora de Ilastrado [¿?], que representaba a las clases explotadoras locales,
se rindió a los colonialistas de Estados Unidos, convirtiéndose en una
marioneta de los imperialistas.
El Partido Comunista de Filipinas surgió de la
lucha antifeudal del Hukbalahap ([compuesto mayoritariamente por el]
campesinado filipino) a principios de 1930. En la historia de Filipinas se
conoce este episodio como la famosa “Rebelión Huk”. El Partido Comunista creó
organizaciones de obreros y campesinos y dirigió el movimiento. Unos meses
después de la formación del Partido, los imperialistas estadounidenses y su
gobierno títere prohibieron el Partido y las organizaciones obreras y campesinas.
Los dirigentes populares fueron detenidos. Sin embargo, la resistencia popular
no se arredró. La formación del Partido Socialista de Filipinas (PSF) en 1932
dio nuevos bríos al movimiento campesino. En 1939, el PCF y el PSF se
fusionaron en un solo partido.
El PCF dirigió la guerra popular antijaponesa (Hukbong
Bayan Laban sa mga Hapon o Hukbalahap [“El Ejército Nacional contra Japón”, en
su traducción española]) contra la ocupación japonesa de Filipinas en la Segunda
Guerra Mundial. Japón perdió la guerra y se retiró. El 4 de julio de 1946, al
dictado de los imperialistas de EEUU, se estableció la República de Filipinas con
una falsa independencia. En 1950, el ejército guerrillero Huk (campesino)
inició la lucha armada bajo la dirección del Partido unificado. En agosto de
1950, las unidades guerrilleras del Huk atacaron once ciudades en la isla de
Luzón y se apoderaron de un gran número de armas. Al tiempo que los comunistas tomaban
el poder en Europa Oriental y China, las luchas revolucionarias se extendían
por los países del sudeste asiático. Esta situación alarmó al imperialismo
estadounidense que abogó ya abiertamente por eliminar el “fantasma del
comunismo”. De este modo, prestó una enorme ayuda militar a su gobierno títere
filipino con el fin de eliminar la rebelión comunista Huk. El primer presidente
de la burguesía compradora puesto por los imperialistas de Estados Unidos,
Rokjas, prohibió el ejército guerrillero campesino y las organizaciones de
masas revolucionarias. El gobierno desató una oleada de ataques contra la
guerrilla y el pueblo para reprimir la lucha redoblada del Huk, que contaba con
un ejército guerrillero de 15 mil hombres. El triunfante Presidente Quirino
nombró a Ramón Magsaysay ministro de defensa; éste (que más adelante se
convertiría en presidente) se había hecho un nombre como comandante durante la
guerra de guerrillas antijaponesa en la Segunda Guerra Mundial. Dio rienda
suelta a los peores métodos fascistas en la represión de la rebelión Huk. Trató
asimismo de debilitar la rebelión por medio de falsas reformas agrarias. Al
dictado del Pentágono y la CIA, entrenó y desplegó al ejército de Filipinas con
el único fin de reprimir la revolución campesina. Si, por un lado, la policía
logró arrestar a los principales dirigentes del Huk, por otro, la dirección del
Partido Comunista unificado que dirigía el movimiento, ejercida por [Jesús]
Lava, adoptó una desviación derechista. Como resultado, la rebelión Huk sufrió
un revés temporal hacia mayo de 1954. El Partido Comunista se había transformado
en un partido derechista y el ejército guerrillero Huk se alejó también de sus
objetivos.
El renacimiento del Partido
En la primera mitad de la década de los 60, una
nueva oleada de Revoluciones de Nueva Democracia y de movimientos de Liberación
Nacional surgió en muchos países semicoloniales y semifeudales. Diversos movimientos
populares (obreros, estudiantiles, juveniles, intelectuales, de los negros
americanos, pro libertades civiles, antibélicos) aparecieron igualmente en los
países imperialistas y capitalistas de todo el mundo. En la segunda mitad de los
60, el Gran Debate emprendido por el Partido Comunista de China bajo la
dirección del camarada Mao Tse Tung contra revisionistas modernos como Tito,
Thorez, Togliatti, Krushchev, etc. en el seno del Movimiento Comunista Internacional
y la Gran Revolución Cultural Proletaria (GPCR) en China se dejaron sentir en
todo el mundo. Naturalmente, los comunistas auténticos de Filipinas también recibieron
esas influencias. Las auténticas fuerzas comunistas revolucionarias rechazaron
la desviación derechista de la dirección del PCF y emprendieron el camino
correcto de la revolución.
En este contexto, la Revolución Nacional Democrática
del país resurgió en los 60. Entre la población creció el descontento debido a la
agudización de la crisis económica en Filipinas y a la explotación de los
imperialistas estadounidenses, la gran burguesía compradora y la clase feudal.
El trabajo de propaganda y los esfuerzos organizativos de los revolucionarios
proletarios recién surgidos y de unos pocos veteranos del viejo partido unificado
comenzaron gradualmente a dar resultados.
El movimiento popular en el país estuvo inspirado en
la gloriosa lucha revolucionaria nacional-democrática de Vietnam contra la
ocupación de Estados Unidos, en las luchas de liberación nacional en los países
atrasados, en los movimientos de protesta por todo el mundo, incluyendo los
Estados Unidos, contra la guerra de agresión en Vietnam, en el creciente
radicalismo de estudiantes e intelectuales en los países occidentales y Japón y
en otros movimientos semejantes.
Nació un movimiento patriótico entre los
estudiantes e intelectuales de ciudades como Manila, Luzón, Visayas y Mindanao.
Este movimiento planteó cuestiones como la igualdad de derechos, la retirada de
las bases estadounidenses, la nacionalización del mercado minorista, el papel
de Filipinas en la guerra de ocupación de Estados Unidos en Vietnam, etc.
A finales de la década de los 60, los trabajadores
rechazaron la autoridad del falso sindicalismo y emprendieron huelgas
militantes. El movimiento sindical revolucionario empezó a crecer. A su vez,
los movimientos campesinos por el derecho a la tierra y contra las atrocidades
de los latifundistas en las zonas rurales cobraron impulso. La lucha antifeudal
bajo la dirección del renacido Partido Comunista se intensificó y desarrolló en
la dirección de la revolución armada campesina. Las acciones armadas de las
minorías lumad en las provincias de Agusan, Bukidnon, Surigao y Mindanao contra
las confiscaciones de tierras y las atrocidades de los capitalistas nacionales
y extranjeros y sus guardias armados fueron igualmente en aumento.
Consecuencia de todo ello fue la reorganización del
PCF el 26 de diciembre de 1968. El mensaje de la Revolución Nacional
Democrática alcanzó a las amplias masas campesinas. Algunos comandantes y
combatientes revolucionarios del antiguo ejército guerrillero controlados por
la camarilla gangsteril de Pedro Taruc-Sumulong recibieron la influencia de la
propaganda revolucionaria en las ciudades. Entraron en contacto con las organizaciones
juveniles revolucionarias y, de este modo, gradualmente establecieron
relaciones con el Partido. El Nuevo Ejército del Pueblo (NEP) se formó el 29 de
marzo de 1969 con sesenta revolucionarios escindidos de las filas aún activas
del antiguo ejército guerrillero campesino: contaban con 9 fusiles automáticos
y 20 armas de fabricación local. Por entonces, más allá del apoyo de unas 80
mil personas en el distrito segundo de Tarlann, unos pocos activistas de entre
los 50 mil miembros de las distintas organizaciones de masas, algunos cuadros
del partido y la China Popular como Base Socialista Internacional, el nuevo Partido
carecía de cualquier otra ayuda. La nueva dirección revolucionaria estudió las
experiencias de la Revolución
filipina a la luz de la historia y aplicó el Marxismo-Leninismo-Maoísmo a la
sociedad filipina con sus avances positivos. Con el fin de destruir el obsoleto
sistema semicolonial y semifeudal, el Partido formuló la línea general política
y militar de la Guerra Popular Prolongada. También la estrategia y táctica
adecuadas para aunar y organizar al proletariado, campesinado, estudiantes, juventud,
intelectuales, mujeres, nacionalidades y minorías. Impulsó diversas
organizaciones democráticas revolucionarias de masas para formar el Frente Democrático
Nacional de Filipinas (FDNF). Poco a poco se crearon los órganos del Poder de
Nueva Democracia (los Comités Populares), lo cual permitió sentar las bases para
la lucha armada revolucionaria en el campo, el movimiento revolucionario clandestino
y el movimiento de masas legal en las ciudades. Por otra parte, inició contactos
y tareas con varias organizaciones y partidos maoístas en el plano
internacional para [impulsar] la Revolución Socialista Mundial y cumplir las
tareas del proletariado internacional. En este proceso, se creó la comisión preparatoria
del Frente Democrático Nacional en 1971 bajo la dirección del PCF.
Al mismo tiempo, el pueblo de nacionalidad moro se
organizó contra la opresión nacional, la explotación y por el derecho a la
libre determinación. Empezaron a desarrollar acciones militantes e iniciaron la
lucha armada.
Poco después, en 1969, se formó el NEP que, en
1970, realizó diversos ataques contra las fuerzas armadas del gobierno de
Filipinas. El partido decidió formar comités partidarios a nivel regional y comandos
del NEP en el mismo año de 1969, pero sólo pudo ponerlos en marcha en el
periodo 1970-1972. De este modo, se formaron comandos regionales en el norte de
Luzón, Luzón Central, Manila-Luzón, sur de Luzón, Visayas Occidental, Mindanao
y otras áreas.
Puede decirse que el periodo entre 1972 y 1974 fue
el momento en que el NEP se extendió por todo el país. En 1973 se creó también
la comisión preparatoria del Partido, el NEP y el Frente Democrático Nacional
(FDN). El periodo entre 1969 y 1979 fue la década en que se inició la
revolución armada por todo el país. Finalmente, fue el momento en que se
formaron los frentes guerrilleros, las zonas guerrilleras y las bases guerrilleras
en ciertas áreas estratégicas del país. Hasta 1979 el NEP actuó fundamentalmente
bajo la forma de escuadrones de propaganda armada y escuadrones guerrilleros.
De todos modos, también disponía de algunos pelotones para llevar a cabo
ataques contra el enemigo, pelotones que servían, igualmente, como centro de
movilización de fuerzas siempre que fuera necesario. En 1979, comenzaron a
funcionar gradualmente pelotones y unidades del tamaño de una compañía. Se
crearon las “unidades gorrión” en las zonas llanas. Unidades partisanas armadas
y pequeños escuadrones guerrilleros trabajaban secretamente en las áreas bajo control
del enemigo. Es decir, las actividades armadas se extensión a las zonas llanas.
En el periodo comprendido entre enero y marzo de
1970, hubo una intensificación de las actividades de protesta de la juventud militante
y de las organizaciones estudiantiles en Manila, la capital. Se conoce a estos
hechos como “la Tormenta del Primer Trimestre”. Entre 50 mil y cien mil personas
participaron en cada una de las protestas que se extendieron a las grandes
ciudades y villas del país. Estas movilizaciones se convirtieron en un poderoso
movimiento político y cultural con conciencia nacional que puso al descubierto
los problemas básicos del pueblo provocados por el imperialismo de los EEUU, el
feudalismo y el capitalismo comprador. Este levantamiento de las masas propagó
la tarea de la Revolución Nacional Democrática en una escala sin precedentes.
Se fortaleció la lucha revolucionaria y alentó a la militancia al pueblo de
Filipinas.
Para tratar de golpear al Partido y al NEP, la
dictadura de Marcos desencadenó una campaña represiva con el nombre “cortar de raíz”
entre 1968 y principios de los años 70. Entre principios de los años setenta y
1986 se desató la campaña “Oplan Mamamayan” en el curso de la cual, con el fin
de suprimir todo tipo de derechos democráticos, se perpetraron contra el pueblo
masacres, asesinatos, ataques armados a gran escala, desplazamientos forzosos,
bombardeos, quema de aldeas, intimidaciones, saqueos, detenciones y torturas.
Como la crisis del sistema semicolonial y semifeudal
se intensificaba y las masas abogaban por un cambio revolucionario, Marcos
decretó la Ley Marcial (el gobierno militar) lo que puso al descubierto de manera flagrante su dictadura fascista. Se pisotearon
los derechos democráticos a un nivel sin precedentes. No sólo las fuerzas
patrióticas y progresistas fueron duramente reprimidas: también lo fueron
aquellas facciones de las clases dominantes que osaron criticar a la facción gobernante.
Unas ciento cincuenta mil personas fueron masacradas y más de 6 millones fueron
desplazadas. Las detenciones y la tortura se convirtieron en un fenómeno
diario.
En cualquier caso, incluso antes de que se declarase
la Ley Marcial la guerra popular se iba extendiendo a medida que las
condiciones revolucionarias maduraban. La explotación y la represión fascista alcanzaron
un nivel intolerable y así, bajo la dirección del PCF, las masas explotadas
rechazaron con valentía la dictadura de Marcos. La resistencia armada del
pueblo se intensificó y amplió paulatinamente. Con objeto de construir una base
estable para la unidad de todas las fuerzas populares que habían quedado en la
clandestinidad como resultado de la Ley Marcial, la comisión preparatoria del
FDN publicó un programa de diez puntos el 24 de abril de 1973. Más tarde, esta
fecha fue declarada como día de la creación del FDN.
Como el ejército popular y el frente unido se
levantaban sobre una base sólida, la lucha armada revolucionaria campesina se
extendió como un reguero de pólvora en el campo. Los revolucionarios se
concentraron inicialmente en las áreas estratégicas de las islas y, más tarde,
en las áreas de importancia secundaria. De las áreas selváticas la lucha armada
se extendió a las zonas llanas, a las ciudades y a la costa. El movimiento
avanzó gracias a las luchas antifeudales en exigencia de la reducción de los
arrendamientos de la tierra y de los intereses sobre préstamos, por el aumento
de los salarios de los campesinos y a favor de precios remunerativos para las
cosechas. Los movimientos de los trabajadores, estudiantes, mujeres,
intelectuales y pobres de las ciudades se intensificaron. Los movimientos legales
y clandestinos se desarrollaron rápidamente y de forma coordinada.
El NEP desempeñó un papel importante en todos estos
levantamientos de masas. El Partido dio una orientación clara a estos
movimientos. El NEP adoptó una línea correcta en la lucha contra la línea derechista
y reformista de Lava. Ganó experiencia en las luchas de masas legales e ilegales.
En todo este proceso el FDN desempeñó un papel vital en la formación y
consolidación de diversas organizaciones de masas revolucionarias y
democráticas. Dirigió directamente muchas luchas antiimperialistas y antifeudales.
Reunió a cientos de miles de personas contra los gobernantes burocráticos y compradores.
Se entregó a la tarea de coordinar y fortalecer en el campo los nacientes órganos
alternativos del poder popular revolucionario. Los esfuerzos conjuntos del
Partido, el NEP y el FND, permitieron crear y desarrollar los frentes guerrilleros,
las zonas guerrilleras y las bases guerrilleras. La Guerra Popular avanzaba
hacia un nivel superior. Gracias a esta experiencia quedó demostrado una vez
más que el Frente Unido debe contar con una dirección proletaria y que la Alianza obrero-campesina pasa
inexorablemente por la lucha armada. De este modo, además de las clases fundamentales,
la pequeña burguesía urbana y la vacilante burguesía media también podían ser organizadas.
Era posible utilizar las fracturas y escisiones en las clases reaccionarias,
aislarlas, destruir su poder y establecer formas embrionarias del Poder de
Nueva Democracia. Para tener éxito en la Revolución de Nueva Democracia (RND),
la experiencia del FDN demostraba que el Partido y el Frente Unido deben tener
el mismo programa y la misma línea de clase revolucionaria. El PCF aprendió
sobre la Guerra Popular Prolongada, la revolución en dos etapas (primero la RND
y luego la Revolución Socialista), sus principios fundamentales y su aplicación
concreta en condiciones semicoloniales y semifeudales a partir de las experiencias
de las revoluciones victoriosas de China y Vietnam, así como de sus propias
luchas pasadas.
Al mismo tiempo, el Partido guiaba las
organizaciones de masas por medio de oficinas [dependientes del] departamento
de organización. Tuvo que hacer frente al problema de mantener su carácter secreto
en las ciudades durante los ataques del enemigo. Sin embargo, en general, ese
carácter secreto se mantuvo con éxito incluso durante el gobierno burocrático
de Marcos, como pone de manifiesto el hecho de que el FDN publicara el boletín Liberación poco después de la
declaración de la Ley Marcial. También puso en marcha el “Servicio de Noticias Filipinas
Libre” con la ayuda y cooperación de la “Oficina de Prensa Nacional” del Partido.
Envió a las zonas guerrilleras a un gran número de cuadros y activistas populares
que se encontraban bajo la vigilancia del enemigo en las ciudades.
En 1975 y 76 se produjo una intensa actividad de
los movimientos de trabajadores y estudiantes. Se crearon organizaciones
campesinas legales fuera de las zonas guerrilleras. A medida que se iba
desarrollando el movimiento popular progresista legal, los “Cristianos por la Liberación
Nacional” (CLN) desempeñaron un gran papel. De este modo, el FDN se consolidó
aún más y el gobierno comprador de Marcos fracasó en su intento de acabar con el
movimiento revolucionario en 1976-77. Por el contrario, el movimiento se desarrolló
y expandió durante ese periodo.
En esas condiciones favorables, las contraofensivas
tácticas del NEP alcanzaron cotas extraordinarias en la primera mitad de los 80.
En el periodo 1980-83, se crearon frentes guerrilleros en varias provincias. Se
puso en marcha el programa mínimo de reformas de la revolución armada campesina.
Se formaron los órganos del poder político. Para 1985 el NEP se había convertido
en un ejército con 7 mil fusiles.
El pueblo moro en el sur formó un ejército contra
el gobierno fascista de Marcos y emprendió la lucha armada. La Organización Revolucionaria
Moro (MORO) se convirtió en miembro del FDN. El NEP ayudó a que se consolidara.
El pueblo de la Cordillera
resistió tenazmente la construcción de una presa en el Río Chico que iba a destruir
el medio e hizo frente a la Cellophil Corporation en Abra. Contribuyó a formar
el Ejército Popular y el frente revolucionario para lograr el derecho a la
libre determinación. El movimiento revolucionario se desarrolló en otras zonas
del país, especialmente en la región de nacionalidad lumad en Mindanao. En 1981
se creó el Frente Democrático del Pueblo de la Cordillera (FDPC), que se unió al
FDN. En 1980, el FDN y el Frente Moro de Liberación Nacional (FMLN) llevaron a
cabo una iniciativa de lucha contra la dictadura de Marcos ante el Tribunal Permanente
de los Pueblos en la ciudad de Amberes, en Bélgica. De este modo, el FDN obtuvo
un gran éxito en la organización del apoyo moral y material de otros países al
movimiento revolucionario en Filipinas.
En 1981, se creó la Secretaría del FDN. En 1984,
la Secretaría se
formó [¿?] en el conjunto de la región de Visayas y más tarde en Paane, Negros
y las islas Samar.
En 1982, el FDN planteó el proyecto de programa del
nuevo Katipunan y lo envió a sus organizaciones amigas y otras organizaciones
progresistas. A principios de 1985, creció su popularidad en el país y en el
extranjero. En 1983, tras el asesinato del senador Benigno Aquino, hubo
protestas populares sin precedentes. El movimiento Democrático Nacional dio un
gran salto adelante. Se pusieron en marcha nuevas organizaciones populares,
frentes unidos, organizaciones sectoriales y multisectoriales, movimientos abiertos de todo tipo; se
organizaron marchas y grandes manifestaciones. Tras producirse la integración
de los movimientos abiertos y la lucha armada tuvieron lugar grandes
levantamientos de masas en el periodo 1983-1986.
Se produjo un rápido deterioro de las condiciones
sociales del pueblo y se intensificaron las contradicciones entre las clases
dominantes. La Guerra Popular asestó duros golpes a las fuerzas armadas gubernamentales.
Hubo una gran protesta popular en contra del asesinato del senador Benigno
Aquino. Todas estas circunstancias dieron lugar a la expansión del movimiento
antifascista. En mayo de 1985, más de mil organizaciones de masas se unieron
para formar un Frente Unido llamado Bayan erigido principalmente gracias a la voluntad y
determinación férreas de los trabajadores, campesinos y la mayoría de las masas
explotadas. Dicho Frente contaba con casi un millón de miembros entre mujeres,
jóvenes, estudiantes, pobres de las ciudades, minorías nacionales, miembros de
la iglesia, maestros y profesionales, que lucharon por la democracia y la
libertad nacionales. Algunos sectores de las clases dominantes también se integraron
en él. Se produjo igualmente una rebelión en el instrumento más poderoso de las
clases dominantes: el ejército. La protesta de las masas tomó la forma de una
insurrección general. Había asimismo un descontento creciente en el campo
reaccionario. Como resultado de todo ello, la dictadura de Marcos se derrumbó
en febrero de 1986.
A principios de los 80, llevada por las cada vez
más favorables condiciones y por el rápido avance de la lucha revolucionaria,
la dirección del Partido trató de obtener una victoria rápida, lo que se
reflejó en el aventurerismo militar combinado con una política insurreccional a
nivel urbano. La consecuencia de ello fue que el aventurerismo de izquierdas
llegó a ser dominante en el Partido. Esta situación condujo a la valoración
subjetiva, en Mindanao y en otras zonas, de que agentes enemigos se habían infiltrado
en el Partido y en las organizaciones revolucionarias, lo que produjo una
situación de histeria contra las supuestas infiltraciones (Kampanyang Ahos) y
también ciertas tendencias burocráticas. Todos estos factores entorpecieron el
avance de las fuerzas revolucionarias. El NEP no pudo contrarrestar las
tácticas del enemigo y sufrió graves pérdidas. En aquel momento, en comparación
con las fuerzas armadas contrarrevolucionarias, la Guerra Popular se encontraba
en la fase de defensiva estratégica.
Durante este periodo, la lucha del pueblo contra la
dictadura fascista se intensificó en el campo y las zonas urbanas de diversas
formas. Esta lucha mitigó ligeramente la pérdida resultante de la desviación
del Partido de la línea de la Guerra Popular.
Después de Marcos, Corazón Aquino llegó al poder.
Inmediatamente mantuvo conversaciones con el FDN y llegó a un acuerdo de alto
el fuego que se prolongó durante sesenta días. No obstante, el gobierno violó
este acuerdo y provocó lo que se conoce como matanza de Mendiola. También dio inicio
a una cruel y amplísima campaña represiva. Aunque Corazón Aquino había llegado
al poder con lemas atractivos y democráticos, en la práctica, desde 1987, emprendió
la política de “guerra total” y “organización gradual” contra el pueblo. A
mediados de 1987, el gobierno desató el “Oplan Red Buster” y en 1988 llevó a
cabo el “Oplan Delta Buster” que infligió graves pérdidas al Partido y al NEP.
El gobierno de Ramos que sucedió al de Corazón
Aquino puso en marcha continuas Operaciones de Seguridad Interna (OSI) como los
“Oplan Lambat Bitug 1, 2, 3 y 4” .
Todas estas operaciones estaban dictadas de acuerdo con la doctrina
estadounidense de los Conflictos de Baja Intensidad (CBI). Por un lado, se
aplicaban tácticas de guerra psicológica y, por otro, se intensificaban
cruelmente los ataques armados. El gobierno adoptó la táctica del “limpiar,
mantener, consolidar”. Se crearon bandas secretas de asesinos como Alsa Masa,
Pulahan, Putiyan, Decolores, etc. que, más tarde, fueron rebautizados como Organización
Civil Voluntaria (OCV) y Unidad Geográfica de las Fuerzas Armadas Ciudadanas (UGFAC).
De este modo, el país quedó estrangulado por el terror fascista, lo que, poco a
poco, condujo a una situación de Ley Marcial no declarada. Aunque durante un
tiempo el pueblo albergó ilusiones sobre Corazón Aquino debido al profundo odio
contra la dictadura de Marcos, también el nuevo gobierno quedó aislado del
pueblo al poco de llegar al poder. Aunque trató de eliminar el movimiento
revolucionario, no lo consiguió.
En 1986, el FDN inició sus actividades en el sur de
Luzón y creó sus dos Consejos Municipales en la región de Tagalog del Sur. A
finales de 1986 y principios de 1987 se crearon sus Consejos Regionales.
Posteriormente, todas las organizaciones de masas celebraron congresos y se
reactivaron. De este modo, antes de finales de los 80, el FDN pudo reunificar las
fuerzas revolucionarias. En el plano internacional mejoró las relaciones con
las fuerzas antiimperialistas y entró en contacto con algunos gobiernos
extranjeros y diversas organizaciones interestatales (internacionales).
El Congreso Nacional del FDN se llevó a cabo en
julio de 1990. En dicho Congreso, de acuerdo con los principios revolucionarios
fundamentales y la política del Partido sobre el Frente Unido, y tomando como
base sus éxitos y las críticas fundamentadas contra las ideas erróneas sobre el
propio Frente Unido, se formuló el Programa y la Constitución y se eligió el
Consejo Nacional y la Secretaría.
El FDN trabajó principalmente como fuerza
preparatoria de los órganos de poder del Estado desde el nivel municipal hasta
la cúspide y también como una forma de organización. Las Conferencias y Consejos
del FDN allanaron el camino para la construcción de los órganos del poder
democrático popular. Pero el FDN no era un gobierno popular. Era una fuerza
preparatoria para la formación de un gobierno de ese tipo. Realizó algunas
funciones oficialmente en nombre de dicho gobierno popular. Representó al
movimiento revolucionario y a los órganos de poder popular del Estado.
Representó los derechos e intereses nacionales y democráticos de las amplias
masas y los defendió. El FDN alentó las organizaciones de masas secretas y las
fuerzas democráticas legales al intensificar y expandir las revueltas contra las
fuerzas capitalistas y monopolistas extranjeras y las fuerzas reaccionarias
nacionales en cada uno de los principales campos de lucha y en relación con las
principales cuestiones de la vida nacional y social. Desempeñó un papel vital
en la instrucción de las masas y su organización al exigir el cierre de las
bases militares de Estados Unidos. Por todo ello, representó a las amplias
masas de todo el país. Participó en las conversaciones de paz con el gobierno
entre 1990 y 1992. Ambas partes firmaron la Declaración de La Haya el 1 de
septiembre de 1992 y acordaron continuar las conversaciones.
El FDN y sus organizaciones fraternas están férreamente
comprometidos con la línea general de la Revolución de Nueva Democracia. El FDN
considera que una paz estable y justa sólo es posible si se cumple el objetivo
de la lucha popular por la liberación nacional y la democracia. El FDN criticó siempre
los llamamientos a la paz del gobierno, paz invocada sólo cuando aquél
pretendía desencadenar una guerra total y una política represiva y cruel. El
FDN se mantuvo firmemente apegado a su postura de que, para que haya conversaciones
auténticas, es necesario un tercero –un gobierno extranjero neutral o cualquier
organización internacional- y que las conversaciones se celebren en cualquier
país extranjero neutral. Las actitudes, las acciones y la representación del
FDN y sus organizaciones fraternas, tanto en Filipinas como en el plano
internacional, contribuyeron grandemente al avance del movimiento
revolucionario. Desde la formación del FDN, la influencia de todos sus éxitos redunda
en beneficio de los cuadros revolucionarios, de los militantes, del arduo
trabajo de las masas, de sus movilizaciones y sacrificios.
Mientras tanto, el movimiento dirigido por el PCF
sufrió un revés en los últimos meses de 1988 debido a las equivocaciones y a
las tendencias erróneas dentro del Partido. El Partido sufrió graves pérdidas
en su dirección y también en sus fuerzas subjetivas. El Partido, el NEP, las organizaciones
de masas y la base de masas se debilitaron considerablemente. Se redujeron las
zonas de luchas. Incluso en esa adversa situación, las fuerzas revolucionarias se
apegaron tenazmente a la lucha armada y combatieron la línea aventurerista
errónea. En 1992 se emprendió el gran movimiento de rectificación y se llevó a
cabo una profunda lucha de dos líneas. Como resultado de ello el Partido salió
reforzado. También el NEP. El pueblo se unió. Las organizaciones de masas y el FDN
se expandieron. La base de masas mejoró y se fortaleció. El pueblo filipino se
organizó en poderosas luchas contra el imperialismo estadounidense y contra el
gobierno títere del país. De este modo, poco a poco, se superó el recodo provocado
por la tendencia errónea.
Debido a la debilidad ideológica y política de un
sector de la dirección del Partido, se puso énfasis excesivo en las favorables
condiciones objetivas en el país y se analizaron incorrectamente las
contradicciones en el seno de la clase dominante. El Partido rectificó esos
errores aferrándose tenazmente a la línea política general y a la línea de la Guerra
Popular Prolongada, lo cual permitió sentar las bases de los futuros avances y
éxitos. El Partido prosiguió la lucha contra los responsables de las tendencias
equivocadas. Se expulsó del Partido a los intransigentes, a los renegados y a
los oportunistas. Todas las fuerzas revolucionarias quedaron unificadas y la
campaña de rectificación demostró ser un gran éxito. El partido amplió su base
de masas en todo el país, la fortaleció e intensificó la guerra de guerrillas y
Guerra Popular hasta donde permitieron las capacidades de las fuerzas
revolucionarias y las condiciones favorables.
Para 1998-1999 el Partido había completado con
éxito el segundo gran movimiento de rectificación con el que el propio Partido,
el NEP y la totalidad del movimiento revolucionario lograron importantes
éxitos. Así, consiguieron impulsar la Guerra Popular en función de su fuerza subjetiva
y teniendo como eje la revolución campesina.
Entre 1998 y 2001, tras la llegada a la presidencia
de Joseph Estrada, se desencadenó una nueva campaña represiva contra el movimiento
revolucionario bajo el nombre de “Oplan Makabayan”, Dicha campaña se puso en
marcha con el objetivo de dar un golpe concluyente a las fuerzas
revolucionarias. [El enemigo] ejecutó la táctica de “limpiar, mantener,
consolidar, desarrollar” concentrándose inicialmente en las zonas de Tagalog
del sur y Bycol y, más tarde, en el norte de Mindanao. Aun así, esta nueva
campaña represiva fracasó también en su intento de acabar con la resistencia armada
revolucionaria del pueblo.
El siguiente presidente, Gloria Macapagal Arroyo, emprendió
campañas represivas entre 2001 y 2010 bajo el nombre de “Oplan Bante Laya - 1” y “Oplan Bante Laya - 2” , siguiendo los dictados de
los imperialistas estadounidenses. El objetivo de estas campañas era eliminar
el NEP o debilitarlo. Estos ataques se convirtieron en sinónimo de violencia y
terror desatados contra el pueblo filipino.
Sin embargo, hacia mediados de 2005, las Campañas de
Contraofensiva Táctica llevadas a cabo por el NEP en todo el país así como un recio
movimiento popular consiguieron derrotar el “Oplan Bante Laya - 1” . La junta de jefes del
ejército filipino admitió su fracaso en 2006.
No obstante, el gobierno encubrió su fracaso y, una
vez más, se preparó para derrotar al NEP estratégicamente y eliminarlo. Su
fallido plan renació bajo el nombre “Oplan Bante Laya - 2” so pretexto de “mejorar la seguridad
nacional a nivel interno”. Bajo la calificación de “sediciosos”, en virtud de este
nuevo plan fueron secuestrados por bandas de asesinos, torturados y asesinados
algunos activistas revolucionarios. [El gobierno filipino] propagó sin el más
mínimo pudor que el Partido Comunista de Filipinas y el NEP los habían matado.
Aunque los compañeros, amigos y familiares de los difuntos demostraron con
pruebas que el ejército era responsable de estos asesinatos, éste no cejó en su
propaganda goebblesiana. El partido llamó a las masas a desatar una lucha total
con el objetivo de derribar el gobierno explotador, intensificar las acciones
guerrilleras e impulsar la lucha por la liberación nacional y la democracia. Ante
las atrocidades cometidas por las fuerzas enemigas, las organizaciones
internacionales de Derechos Humanos, organizaciones religiosas, gobiernos de determinados
países, el Comité de Derechos Humanos de la ONU y algunos periodistas llevaron
a cabo labores de investigación de los hechos. Exigieron que el gobierno filipino
asumiera la responsabilidad de sus sanguinarios actos.
Las zonas de Mindora, Visayas oriental y centro de
Luzón quedaron sometidas a los ataques fascistas del sanguinario General Mayor
Jovito Palparan. Se trató de una campaña en la que muchos activistas y militantes
cayeron presos y fueron asesinados. Más de mil murieron en los ataques de las
bandas asesinas del ejército filipino. Se atribuyeron cargos falsos a militantes
a quienes se tildaba de “enemigos del estado”, a dirigentes de masas y a todos
aquellos que habían criticado al gobierno sin concesiones. No se discriminó
entre legalidad e ilegalidad, entre actividades abiertas y clandestinas, entre fuerzas
armadas y fuerzas desarmados. Las patrullas se convirtieron en un fenómeno generalizado
en las ciudades, incluyendo la capital Manila.
Estratégicamente, la relación de las fuerzas del
NEP y el ejército de Filipinas es de 1 a 10 (un guerrillero del NEP por cada diez
policías). Pero el NEP, en la etapa actual de defensiva estratégica, es capaz de llevar a cabo contraofensivas tácticas
contra el ejército filipino en una proporción de 10 a 1, es decir, diez
guerrilleros por policía.
En ocasiones, el ejército de Filipinas no está en
condiciones de concentrar sus fuerzas más que en unas pocas zonas, razón por la
que el NEP cuenta con la iniciativa en sus Campañas de Contraofensiva Táctica. El
NEP ha llevado a cabo muchas acciones en forma de incursiones, emboscadas,
acciones de sabotaje, ataques de francotiradores y arrestos. Asimismo, se ha
educado y organizado a las amplias masas en manifestaciones de protesta y
luchas de resistencia de manera más eficaz.
Debido a los exitosos ataques guerrilleros del NEP,
el ejército filipino sufrió golpes enormes y sin precedentes. La moral del
ejército y la policía no dejaba de decaer. Las fuerzas policiales regulares
mostraban su descontento con sus oficiales superiores por los malos tratos, por
los continuos engaños de que eran objeto sobre la provisión de alimentos y
subsidios, por enviarlos ciegamente a patrullas peligrosas o por obligarles a llevar
a cabo innumerables operaciones suicidas.
Las frecuentes derrotas, el miedo y la tensión, el descontento
y la desesperanza, han llevado a los oficiales del ejército y a las fuerzas
policiales regulares a cometer ataques contra el pueblo y actos de represión a
gran escala. Asimismo, crearon los “testigos de enfrentamientos” para alardear
de sus éxitos en la guerra y sacar provecho de la venta de armas y municiones,
afirmando falsamente que las habían conseguido en esos enfrentamientos.
El gobierno de Filipinas y sus fuerzas armadas han
venido contado falsas historias sobre los muchos guerrilleros del NEP que
habían matado, las muchas unidades del NEP que se habían rendido, los muchos
campamentos del NEP que habían ocupado o los muchos frentes guerrilleros que
habían destruido, cuando, en realidad, era el ejército de Filipinas el que tenía
que hacer frente a grandes pérdidas. [En ocasiones] se ha hecho pasar a gentes
de la calle por guerrilleros del NEP que se rendían. Ocupaban pueblos y se jactaban
de haber ocupado campamentos del NEP. En la realidad, no han podido destruir un
sólo frente guerrillero. En la realidad, el NEP está allanando el camino para
la construcción de muchos más frentes guerrilleros. De un total 7.100 islas, se
están erigiendo frentes en 170 distritos.
El gobierno de Arroyo y el ejército fanfarroneaban con
frecuencia sobre la destrucción o desarticulación del NEP antes de mediados de
2010. En el “Oplan Bante Laya - 2”
–segunda campaña del gobierno- desplegaron numerosas fuerzas en las escuelas,
en las zonas urbanas y en las iglesias; levantaron puestos de control en las
calles de las ciudades; llevaron a cabo operaciones a gran escala para
aterrorizar a los trabajadores y a los pobres y para reprimir el movimiento
democrático nacional en las ciudades. Esta campaña, sin embargo, fue un fracaso
si cabe aún mayor. El jefe del estado mayor general Victor Ibrado hubo de admitir
en junio de 2010 que el gobierno de Arroyo había fracasado en su represión de la
revolución armada y de los movimientos de masas.
De este modo, mediante la realización de
contraofensivas tácticas en la etapa actual de defensiva estratégica de la
Guerra Popular, el NEP adquirió una fuerza sin precedentes en todos los ámbitos,
[convirtiéndose] en el mayor ejército revolucionario. Las Campañas de
Contraofensiva Táctica tenían como objetivo derrotar la campaña
contrarrevolucionaria de las clases explotadoras dominantes por medio de la más
amplia movilización de las masas y su interacción con el NEP.
El NEP se ha templado en muchas batallas. En la
actualidad, es capaz de asestar duros golpes al enemigo en todo el país en un
breve periodo de tiempo por medio de contraofensivas tácticas. Ha adquirido
experiencia y confianza en la lucha contra el enemigo, en la propagación de la
revolución, en las campañas por los derechos nacionales y democráticos del
pueblo y en su más amplia organización. Ha logrado un gran éxito al conseguir el
apoyo del campesinado y de otros sectores de las masas a favor del movimiento
armado. Decenas de miles de militantes forman parte de las fuerzas de la
milicia popular, que funciona como policía local y fuerza de reserva, además de
cubrir las pérdidas y las necesidades emergentes del NEP. Se ha desarrollado todo
un sistema de mando en el NEP a nivel subregional y provincial o en aquellas
zonas subregionales o de frente donde hay entre tres y cinco frentes guerrilleros.
El mando militar abarca también desde las fuerzas locales hasta la milicia, el
núcleo de la autodefensa de los barrios y las unidades partisanas o “unidades
gorrión” dedicadas a las operaciones especiales en los centros urbanos.
El NEP amplió sus actividades a miles de barrios en
las setenta provincias del país y a cientos de pueblos y ciudades. Se ha
logrado incrementar en un 33% la incautación de armas a las fuerzas enemigas
durante las contraofensivas tácticas. El número de frentes guerrilleros ha
crecido superando el centenar. Mientras los frentes guerrilleros grandes cubren
entre 60 y 100 barrios, los frentes de nivel medio y pequeño abarcan entre 40 y
59. Se están desarrollando nuevos frentes guerrilleros a gran velocidad en
nuevas áreas. [El NEP] tiene una base de cientos de miles de personas
organizadas en alrededor de 1.600 pueblos y 800 ciudades.
El PCF está ampliando y organizando su base de masas
revolucionarias por medio de Comités Populares que son los nuevos órganos del
poder popular, las organizaciones de masas y las secciones locales del Partido.
Los órganos del poder popular se forman y desarrollan con el apoyo activo de
los trabajadores, campesinos, mujeres, jóvenes, activistas culturales y
organizaciones infantiles. Bajo estos órganos del poder popular funcionan los
comités de trabajo de las organizaciones de masas, así como departamentos tales
como educación, reforma agraria, hacienda, empleo, producción, salud, defensa,
asuntos culturales, asuntos jurídicos, etc. Las secciones locales del Partido dirigen
los órganos locales del poder del Estado. El NEP se ha convertido en una
poderosa arma en manos de los órganos revolucionarios y las organizaciones del
gobierno democrático popular.
La milicia popular funciona como policía local en
cada barrio, organizada en formaciones que van de la escuadrilla al pelotón.
También efectúa labores de vigilancia y ocasionales ataques contra las fuerzas
armadas del gobierno. Los órganos de poder del estado y las organizaciones de
masas cuentan con una tupida red de observación e información sobre el
movimiento de las fuerzas gubernamentales y sus actividades. La milicia popular
y los comités de defensa se unen a las unidades locales de autodefensa y desempeñan
un papel importante en el más amplio desarrollo de la guerra de guerrillas.
El principal rasgo de esta etapa de la guerra popular
es en gran medida la construcción del Partido, del Ejército Popular y del
movimiento popular revolucionario. La base de masas revolucionarias está en
incesante expansión y profundización. El ejército popular se organiza mediante la
formación, como fuerzas tipo, de una compañía en cada frente guerrillero y un
pelotón en cada zona guerrillera. Otros pelotones cubren una amplia zona. Los
distritos de los frentes guerrilleros cuentan con un pelotón en cada municipio.
Los órganos de poder político se forman, en áreas
sólidamente organizadas, a nivel de barrio, municipio y distrito. Se están llevando
a cabo notables esfuerzos para educar y organizar a las gentes de las zonas
rurales y urbanas. Se constituyen Frentes Unidos tanto a nivel local como en
los niveles superiores. El nivel de los alistamientos al NEP es mayor en las
zonas rurales aunque también se están incrementando los alistamientos en las
zonas urbanas.
Como resultado de los frecuentes alistamientos, la
preparación y la intensificación de la contraofensiva táctica, el número de combatientes
rojos del NEP ha aumentado en miles. Su moral es alta. En algunas zonas hay dificultades
temporales debido a la concentración de los ataques del enemigo. De todos
modos, el pueblo resiste a las sanguinarias acciones de las fuerzas enemigas. De
esta manera, el campesinado y los activistas se unen inevitablemente al
ejército popular.
El NEP se concentra también en llevar a cabo una
verdadera reforma agraria, que es el instrumento de la Revolución de Nueva Democracia.
Une y organiza a la fuerza principal de la revolución: los campesinos pobres y
los trabajadores agrícolas. Las secciones locales del Partido y las
organizaciones campesinas se coordinan y las unidades del NEP ponen en marcha el
programa mínimo de reforma agraria (reducción de las tasas de los arrendamientos,
eliminación de la explotación de los usureros, aumento de los salarios de los
trabajadores agrícolas, precios de mercado remunerados para las cosechas, estímulo
de la producción agrícola y relacionada con agricultura) en la mayor cantidad
posible de zonas. Siempre que es posible pone en práctica igualmente el
programa máximo de la reforma agraria (ocupación de tierras, devolución de tierras
de los terratenientes a los campesinos, redistribución de la tierra, ayudas
técnicas, financieras y de otros tipos a los campesinos pobres, etc.). El
ejército popular combate en apoyo del campesinado y pone en práctica las
reformas agrarias de acuerdo con las leyes del gobierno popular democrático. El
ejército popular, unido al campesinado, se ha convertido en una fuerza decisiva
para el avance de la revolución campesina en armas.
“Oplan Bayanihan”
Desde el primer presidente de Filipinas Rokjas a
Gloria Arroyo, todos los gobiernos compradores consideraron el movimiento
revolucionario dirigido por el PCF como una amenaza a su régimen de explotación
y, en consecuencia, desataron “Operaciones de Seguridad Interna” (operaciones represivas
y de exterminio) para eliminar el movimiento bajo la supervisión directa o indirecta
de los imperialistas de Estados Unidos. Bajo la dirección del PCF, el NEP derrotó
todas esas campañas previas y llevó la Guerra Popular a nuevas cotas.
El gobierno comprador de Benigno Aquino que sucedió
al de Arroyo en 2010 no podía digerir el hecho de que el pueblo filipino avanzase
por el camino de la revolución bajo la dirección del proletariado (PCF, NEP,
FDN) para poner fin a la explotación, opresión y control imperialistas, y al
sistema semicolonial y semifeudal. El imperialismo estadounidense y sus clases
dominantes compradoras temen que si la
Revolución filipina acumula más fuerzas, sus intereses explotadores
se vengan abajo. Tratan de engañar al pueblo y de golpear al movimiento
revolucionario empañando la imagen de éste. Difunden [la idea de] que la
violencia de los comunistas es la única razón del atraso, la pobreza y otros
problemas sociales del país. Con el objetivo de reprimir al movimiento
revolucionario filipino, han emprendido ahora otro plan de guerra
contrarrevolucionaria, a gran escala, multiforme e integral llamado “Oplan
Bayanihan” bajo la dirección de las instituciones de contrainsurgencia de los Estados
Unidos.
El gobierno de Filipinas afirma que el “Oplan
Bayanihan” es una “estrategia centrada en torno al pueblo” y que se trata de
una operación de contrainsurgencia emprendida en el marco de operaciones de
seguridad de las personas. También afirma que esta campaña fortalecerá el papel
de las operaciones militares “no combatientes” y que incluirá operaciones cívico-militares
y actividades de desarrollo. Además, se afirma igualmente que la campaña
reducirá las operaciones de combate y traerá la paz y la prosperidad a los aldeanos
gracias a la buena administración, a la creación de servicios básicos, a la reconstrucción
económica, al desarrollo estable y las reformas.
De hecho, no hay diferencias fundamentales o
cualitativas entre el “Oplan Bayanihan”, los “Oplan Bante Laya - 1 y 2” y otras campañas represivas
previas del ejército de Filipinas. La única novedad es que al viejo Oplan se le
adorna ahora con un vestido nuevo. El gobierno se dedica a difundir por todos
los rincones del país que no es sino un gigantesco plan de promoción de los
derechos humanos, el desarrollo y la paz. [El gobierno] repite como un papagayo
el lema de la “paz”, disfrazando esta sanguinaria campaña militar represiva de
“paz y desarrollo” y encubriendo el carácter real de unas operaciones que
cuentan en realidad con tres frentes: los combates, la inteligencia y las operaciones
cívico-militares.
El gobierno de Aquino ha anunciado que el “Oplan
Bayanihan” se centrará en una triple estrategia para derrotar el peligro
planteado por los comunistas. Con ello queda al descubierto la verdadera
esencia de la operación. En esta campaña represiva, las operaciones de combate
y “no combatientes” (de inteligencia, cívico-militares) se realizan de forma
coordinada. Con el fin de engañar al pueblo, de golpear al movimiento
revolucionario, de incorporar a la guerra contrarrevolucionaria a organismos
civiles e instituciones públicas y de evitar cualquier forma de protesta contra
el ejército de Filipinas, el gobierno filipino está actuando en ambos frentes.
El objetivo de las operaciones militares “no combatientes” es fortalecer la red
de inteligencia y suministrar información precisa para las operaciones de
combate.
El “Oplan Bayanihan” afirma defender la paz y la
justicia. Pero en la agenda de dicha campaña no se observa compromiso alguno
con la paz. El gobierno de Benigno Aquino no ha hecho ningún esfuerzo real por mantener
conversaciones de paz con el FDN. Hasta la fecha, no hay ningún indicio de que
el gobierno quiera o esté listo para hacer otra cosa que exigir la rendición
del FDN. La totalidad de funcionarios y burócratas que representan al gobierno
en las conversaciones de paz no se cansan de vomitar veneno contra los
comunistas. Ellos y su gobierno no tienen ningún respeto por el movimiento
revolucionario y las masas.
En realidad, el gobierno de Benigno Aquino ha
resuelto intensificar las operaciones de limpieza en las zonas rurales y
urbanas, en las zonas rojas y en las zonas blancas, por medio del “Oplan
Bayanihan” y extender cada vez más las redes contra la revolución.
El gobierno de Aquino, al concentrar sus fuerzas
armadas, policía y administración civil en las zonas rurales, está llevando a
cabo campañas masivas de “peinado y devastación” en los frentes guerrilleros y en
las zonas y bases guerrilleras con el fin de destruir al Partido y al Nuevo Ejército
del Pueblo. El objetivo es liquidar el apoyo popular al movimiento y su base de
masas para dar un golpe definitivo a la capacidad de combate y aspiraciones de éstas.
Por medio de las [llamadas] “operaciones conjuntas de paz y desarrollo”, [el
gobierno de Aquino] está volcado en la creación del terror blanco: secuestros,
torturas, asesinatos, coacciones para conseguir informantes, operaciones de
vigilancia, reclutamientos para las organizaciones contrarrevolucionarias,
operaciones psicológicas, empleo de la táctica de “dividir y engañar” para
erosionar la base de masas, etc. Las bandas militares y policiales del gobierno
están llevando a cabo operaciones de vigilancia para identificar a las unidades
guerrilleras, a los cuadros y militantes del Partido, a los miembros de la
milicia popular, y a los dirigentes y activistas de las organizaciones de masas
con el fin de eliminarlos en operaciones de combate. Secuestran, asesinan y
encarcelan. Asimismo, por medio de estas operaciones pretenden inducir a las
masas a volverse contra la revolución. Las operaciones de combate se centran en
la “persecución implacable y represión” para destruir las unidades regulares de
la guerrilla.
Las fuerzas armadas de Filipinas están adoptando la
táctica y el método de la presión gradual. [El ejército filipino] está
desplegando un comando operativo a nivel de brigada, integrado por uno o dos
batallones, encargado de cada frente guerrillero, que lleva a cabo campañas de “limpiar,
mantener, consolidar, desarrollar”. Las operaciones de limpieza en las zonas rojas
de Caugar 69 IB, en Luzón Central, basadas en la experiencia del “Oplan Bante
Laya”, son un modelo para estas operaciones.
Las fuerzas armadas dividen el frente de guerra en
tres tipos diferentes de áreas: áreas de operaciones de combate, áreas de redes
de inteligencia y áreas ampliadas, en las que se aplican diferentes métodos
operativos. En las bases guerrilleras se llevan a cabo intensas operaciones de
combate dirigidas por el ejército filipino en aplicación el método llamado de
la “cerradura”. Este método consiste en que las fuerzas armadas del gobierno expulsan
de las zonas guerrilleras a las unidades de la guerrilla hacia las zonas de las
redes de información, a las que se denomina áreas de operaciones de
inteligencia. [Las fuerzas armadas del gobierno] llevan a cabo entonces operaciones de búsqueda en las zonas
residenciales y ataques en forma planificada. Esta combinación de combates y
operaciones de inteligencia se está implantando extensivamente para detener la
expansión del NPA a las áreas ampliadas donde las operaciones de inteligencia
del ejército de Filipinas son débiles.
El gobierno de Filipinas y su ejército afirman
estar trabajando por la paz. Pero esto es una mentira de la propaganda blanca. Más
bien al contrario, se afanan por destruir las organizaciones revolucionarias y
progresistas del país. Por un lado, [el gobierno filipino] desencadena el
terror blanco y la represión fascista para limpiar las zonas donde es visible
la influencia de las ideas revolucionarias y progresistas. Por otro, pretende
ser el campeón de la paz y los derechos humanos. Es más, presenta a las amplias
masas que organizan la resistencia por medio de la acción colectiva como
criminales violentos y terroristas. De este modo, el gobierno trata de
justificar los ataques contra las masas que lleva a cabo la violencia fascista
del estado. No sólo los militantes en la clandestinidad están siendo asesinados
impunemente: también lo están siendo los dirigentes y activistas de
organizaciones legales y progresistas. El ejército de Filipinas justifica sus crímenes
fascistas como acciones legales. Los organismos gubernamentales amañan pruebas
falsas para incriminar a las fuerzas democráticas y revolucionarias. Imponen
sobre ellas una causa penal tras otra. Utilizan todos los métodos que pone a su
alcance la panoplia de los tribunales y abogados corruptos. Torturan, amenazan
y agreden.
El rasgo característico del “Oplan Bayanihan” es
concentrase en las Operaciones Cívico-Militares (OCM). En ellas están
implicados instituciones y organismos civiles, ONGs, funcionarios gubernamentales,
personas relacionadas con la iglesia, medios de comunicación (electrónicos e impresos)
y personas de otros ámbitos de la sociedad. [Por medio de las OCM] se está intensificando
la propaganda antirrevolucionaria y las operaciones de guerra psicológica. De
este modo, mediante la presión, el miedo y el aislamiento, pretenden que el NEP
y las organizaciones revolucionarias se rindan.
El gobierno afirma que los ataques contra el NEP son
legales y trata de demostrar que el ejército de Filipinas es limpio. Da la mayor
importancia a las OCM y a las actividades de inteligencia para tratar de llevar
a cabo ataques militares con información precisa. Como parte de esta
estrategia, está creando organizaciones reaccionarias (organizaciones civiles y
de voluntarios, sistema de protección de barrios, sistema de protección de
sectores, etc.). Se está creando una extensa red de inteligencia (red de
inteligencia a nivel de barrio, red de inteligencia técnica, red de
inteligencia en los colegios, red de inteligencia en las fábricas, etc.) y
otras redes semejantes. El gobierno reaccionario organiza reuniones populares,
manifestaciones anticomunistas, planes de empleo, programas de desarrollo
comunitario y actividades por el estilo. Por radio y TV, en programas de audio
y video, mediante películas y libros, el gobierno ha emprendido una amplia
campaña de propaganda contrarrevolucionaria.
Las fuerzas armadas del gobierno han emprendido también
Operaciones de Limpieza en las Zonas Blancas con batallones de las OCM. Se
dirigen en especial a las ciudades en que están activas las organizaciones
revolucionarias y progresistas. De esta manera, el gobierno lleva a cabo
operaciones de limpieza para eliminar a las fuerzas revolucionarias de las
ciudades, pueblos y zonas llanas que están bajo el control de las clases
dominantes y explotadoras. El objetivo de las operaciones de OCM en las
ciudades es destruir los partidos y organizaciones revolucionarios y
progresistas, aislarlos y acabar con ellos, controlar la propaganda
revolucionaria y las luchas en que participan las masas. El gobierno también pone
en marcha actividades y organizaciones sectoriales contrarrevolucionarias, como
por ejemplo, los sistemas de defensa a nivel de sector, las organizaciones
anticomunistas así como los grupos y redes de inteligencia. Su principal
objetivo son los cuadros y dirigentes revolucionarios y los activistas del
movimiento democrático legal.
El gobierno de Aquino militariza el país
Aunque el dictador filipino Ferdinand Marcos fue
derrocado por una oleada de movimientos populares a nivel nacional, el proceso
de militarización del país para reprimir el movimiento revolucionario y las
luchas de liberación nacional y popular bajo la dirección de los imperialistas
de Estados Unidos no cambió. La militarización tiene por objetivo proteger la putrefacta
sociedad semicolonial y semifeudal. De esta manera, la supremacía del poder
militar, que comenzó bajo la dictadura de Marcos-Estados Unidos, continúa en el
país, lo cual significa que Filipinas está sometida a una Ley Marcial no
declarada.
Había cien mil soldados en el ejército de Filipinas
cuando Marcos declaró la Ley Marcial. Ahora este número se ha duplicado. El
número de policías ha pasado de 115 mil a 140 mil. El número de fuerzas paramilitares
y fuerzas armadas bajo el control del ejército es mucho mayor. El ejército de
Filipinas está siendo modernizado bajo la dirección de asesores militares de
los EEUU. Oficiales seleccionados del ejército filipino asisten a cursos de
perfeccionamiento en la Academia
militar de West Point, la
Academia Naval de Annapolis, Port Bening y otros institutos de los
Estados Unidos. Regresan a Filipinas como agentes de la CIA. El gobierno de Filipinas lleva
a cabo campañas contrarrevolucionarias según la estrategia militar de Estados
Unidos. El actual “Oplan Bayanihan” es parte de ella.
Los campesinos pobres y las minorías nacionales son
los principales objetivos del ejército de Filipinas. Esta militarización tiene
por único fin reprimir la resistencia popular, destruir el poder popular y democrático
en desarrollo y proteger los intereses comerciales extranjeros. Los pobres de
las áreas rurales quedan sometidos al dictado militar no declarado para
facilitar las actividades extranjeras en el ámbito de la minería, las plantaciones
comerciales y la agricultura comercial a gran escala. La militarización se
produce igualmente en áreas donde se están construyendo megapresas en interés
de compañías extranjeras y donde se han emprendido proyectos destructivos de “desarrollo”.
La represión bajo el “Oplan Bayanihan” es sumamente
sangrienta y bárbara. De manera indiscriminada se suceden los asesinatos,
secuestros, torturas, rondas, arrestos, detenciones y la violación de derechos
civiles y democráticos. Los ataques con bomba, los tiroteos y las matanzas se
están convirtiendo en la norma. Esta operación militar está destruyendo los
medios de subsistencia del pueblo, sus casas y bienes. Las gentes están
abandonando sus tierras ancestrales por miles y emigrando por seguridad. A los
aldeanos se les conmina por la fuerza a integrarse en los grupos de mercenarios
paramilitares y en las bandas de vigilantes.
So pretexto de la “paz y el desarrollo”, desde 2011
se llevan a cabo los sangrientos operativos militares que portan el nombre de “Oplan
Bayanihan”. Mediante “operaciones especiales”, los pueblos quedan bajo el
control de grupos del ejército en nombre de la Organización de la Comunidad
para la Paz y Desarrollo (OCPD). Las escuelas, los centros comunitarios y otros
edificios públicos se convierten en campamentos militares. Los soldados ocupan
por la fuerza las casas y propiedades de los campesinos.
El ejército también está gastando a manos llenas fondos
públicos para ganarse a las mujeres y los jóvenes en particular. Promueve el
consumo de drogas, alcohol y otras prácticas nocivas para desviar a la juventud
de la lucha revolucionaria. Identifica a los elementos del lumpen que hay entre
ellos y los recluta para la red de inteligencia del ejército.
Hay una mayor vigilancia sobre las actividades de
los aldeanos. Los soldados visitan cada casa so pretexto de recoger datos
estadísticos sobre la población y tratan de identificar a los individuos y
organizaciones que están contra el gobierno. Se recurre con frecuencia al toque
de queda y otras medidas represivas, como si la Ley Marcial siguiera vigente. A
los sospechosos de estar contra el gobierno se les incrimina en montajes de
tipo penal para demostrar que son miembros del NEP.
El ejército difunde rumores para quebrar la unidad
del pueblo y debilitar su resistencia. El ejército realiza actividades
contrarrevolucionarias como los programas de transferencia directa de dinero en
efectivo a las gentes o supuestas reformas agrícolas.
Falsas reformas para desviar a las masas [de la revolución]
La afirmación del gobierno de Aquino de que el
desarrollo [económico] del pueblo mediante diversos programas es el verdadero
propósito del “Oplan Bayanihan” es una mentira absoluta. De hecho, 1,9 billones
de pesos asignados a dichos programas se gastaron en [actividades de] guerra
psicológica en la provincia de Samar, en Visayas oriental y en otros feudos del
movimiento revolucionario. El ejército, la policía y las unidades del gobierno
local ponen en marcha estos programas de forma coordinada para tratar de acabar
con el NEP. Este tipo de programas se ha emprendido también en Balangiga y
Maslog en Samar Oriental, en Laoyang, en Mandragon y en San Rok en Samar Norte.
No sólo las autoridades gubernamentales sino también los militares están aplicando
estos programas por medio de batallones de las OCM. Todo esto es claramente
parte integrante del “Oplan Bayanihan”.
Además de lo ya señalado, las fuerzas armadas
coordinan las actividades de propaganda y las redes de inteligencia. Se dedican
a reunir información en detalle y lo más amplia posible para conocer el terreno.
Por ejemplo, so pretexto de un proyecto de agua potable, obtuvieron información
sobre todas las fuentes de agua en las zonas del movimiento revolucionario y
elaboraron mapas con dichos datos. En el mes de septiembre de 2012, cuando el
gobierno intentó fotografiar a los aldeanos del barrio de Lete, éstos se
resistieron ferozmente. Desenmascararon la conspiración del ejército por la
radio. En 2013, el gobierno está construyendo una autopista financiada por los
EEUU en la zona limítrofe de Samar Norte y Oriental para facilitar el rápido
movimiento del ejército contra las fuerzas revolucionarias. El objetivo es
aplastar la resistencia popular contra la llegada grandes compañías mineras en
la región.
El gobierno de Benigno Aquino pregona a bombo y
platillo un programa de erradicación de la pobreza llamado “plan de
transferencia condicional de dinero” mediante el cual las autoridades gubernamentales
suelen dar dinero a los campesinos ricos y favorecer a familias pobres. El
verdadero objetivo de este proyecto es comprar la obediencia de ciertas
comunidades a corto plazo. Este plan se aplica principalmente en los frentes guerrilleros.
El objetivo es ayudar al plan contrainsurgente “Oplan Bayanihan”.
Plan contrainsurgente para la
protección del ecoturismo y los intereses de la minería pesada
El medio ambiente y la industria pesquera del país
se enfrentan a una grave amenaza procedente del ecoturismo y de la minería
submarina que producen enormes dividendos a los Estados Unidos, Europa, Japón,
Australia y otros países imperialistas. Los pescadores y campesinos son
expulsados de sus tierras para dejar expedito el camino a la explotación de
arena negra, oro, cobre, plomo, zinc así como de gas natural y petróleo. Los
pescadores filipinos llevan a cabo protestas contra estos proyectos. El
gobierno de Aquino también ha enfocado su campaña contrainsurgente “Oplan
Bayanihan” para reprimir estas luchas. Como parte de dicho plan, se realizan
operaciones de inteligencia y vigilancia contra comunidades de pescadores
pobres, principalmente en la región de Bycol y las regiones del oeste de Mindanao.
Mientras el gobierno de Aquino facilita el saqueo
de la riqueza mineral del país y la destrucción del medio ambiente, su ejército
fascista ataca continuamente a los dirigentes y activistas de la minoría lumad
que se oponen a la minería pesada. El pueblo lumad exige que las 52.000 hectáreas
de sus tierras ancestrales no se entreguen
a las empresas mineras ni se destinen a plantaciones. Sin embargo, el pueblo de
la minoría lumad está siendo desplazado por la fuerza. No se respetan en
absoluto sus derechos. El criminal “Nuevo Ejército Popular Indígena por la Reforma”
–una fuerza paramilitar- fue constituido por los creadores del “Oplan Bayanihan”
para expulsar de sus tierras por la fuerza a la minoría lumad. Armaron a muchos
contrarrevolucionarios. El resultado es que el terror se ha impuesto en esta zona.
Se están cometiendo atrocidades contra los campesinos, especialmente mujeres y
niños. Recientemente, agentes armados del gobierno atacaron a los manifestantes
cuando protestaban contra las actividades mineras. Setenta y cuatro activistas
lumad fueron detenidos e imputados en casos de conspiración bajo la acusación
de estar en contacto con el NEP. De este modo, el gobierno priva al pueblo de sus
tierras ancestrales y ataca de forma inhumana a viejos y jóvenes. Los dirigentes
lumad que levantan la voz contra estas atrocidades son asesinados. El dirigente
lumad Kagayan de Oro fue asesinado en octubre de 2012. Gilbert Paborada, presidente
del “Panagalasag”, una organización frentista “Kalumbe” (el Frente Unido
regional de las organizaciones lumad en el norte de Mindanao) que se opone a la
minería pesada, fue asesinado a balazos. Los lumad de la tribu de Tigvahanan organizaron
protestas durante seis meses. Su capitán de barrio y dirigente del movimiento,
Jimmy Liguyan, fue asesinado por el Nuevo Ejército Popular Indígena por la
Reforma con el fin de expulsar al pueblo de esta zona.
A Jenasque Enrikwij, secretario general de la
organización “Kasalo” que lucha contra la transformación de la región de Karaga
en un centro militar y se opone a los ataques contra las minorías Mamanva; a Katribu,
vicepresidente del Partido Popular local y a otras 36 personas se les imputo en
causas falsas y fueron detenidos. Antes, 37 dirigentes de la organización “Mapasu”
habían sido detenidos so pretexto de tener armas y explosivos. No es de
extrañar pues “Mapasu” se había opuesto a la cesión a grandes compañías mineras
de la tierra ancestral del pueblo Manoba en Liyanga, San Agustín, Marihatag y
Tago de Surigavo del Sar.
La hipócrita postura de Benigno Aquino respecto a los derechos populares
Por una parte, Benigno Aquino ha desatado la
represión fascista contra el pueblo filipino y, por otra, ha dado su apoyo a la
declaración de derechos humanos de la
Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN), lo cual es
prueba de su doblez. Todo este montaje sólo persigue engañar a la sociedad
internacional. La mencionada declaración de derechos humanos se acordó el 20 de
noviembre de 2012 en la Cumbre
de la ASEAN en Camboya. Por
esas fechas, entre octubre y noviembre de 2012, el ejército filipino asesinó a
mujeres embarazadas y niños. El mismo mes, el ejército decapitó a un funcionario
de barrio y fueron secuestrados campesinos y mujeres [de las minorías] tribales
en la zona de Rizal, en Samar. En el valle de Compostela el ejército se dedicó
a practicar detenciones indiscriminadas. Elaboró una lista de 28 ciudadanos a
eliminar en dos ciudades, lista que la
Alianza para los Derechos Humanos de Cordillera sacó a la luz. El
presidente de la Alianza
también está en esa lista de eliminables. El mismo mes de noviembre, el
gobierno aumentó la recompensa por las cabezas de los dirigentes revolucionarios,
lo cual ha provocado más violaciones de los derechos populares. El gobierno de
Filipinas, como de costumbre, oculta hechos, miente y encubre sus crímenes
fascistas.
Como parte de las conversaciones de paz entre el
gobierno de Filipinas y el FDN, se firmó un Acuerdo Conjunto garantizando la
seguridad e inmunidad de ambas partes. Según este acuerdo, los asesores del FDN
no podrían ser detenidos. Hasta la fecha nadie ha respondido de las
“desapariciones” de los asesores que, [se suponía,] estaban bajo protección. Asimismo,
114 personas han sido asesinadas hasta la fecha por las fuerzas gubernamentales
en los últimos dos años del “Oplan Bayanihan”. Trataron de asesinar a otras 127.
Decenas de personas han sido torturadas. Hay doce desaparecidos.
La guerra de propaganda contrarrevolucionaria de Benigno Aquino
Benigno Aquino ha hecho oídos sordos de todas las
alegaciones sobre violaciones de los derechos de pueblo y atrocidades cometidas
en su contra, calificándolas de “propaganda de los comunistas”. Mientras el
gobierno gasta millones de pesos en esta guerra psicológica, él y sus oficiales
del ejército se han entregado a la producción en serie de estadísticas y
encuestas falseadas para encubrir la intensidad de la pobreza, el desempleo, los
altos precios, los salarios bajos, el hambre, los problemas de vivienda, la
carencia de tierras y otros graves problemas sociales y económicos. Aquino amenaza
abiertamente a los periodistas e intelectuales disidentes. De esta manera, Aquino
recuerda al pueblo al dictador Marcos. Después de encarcelar a 70 mil personas bajo
la Ley Marcial, Marcos afirmó que no había presos políticos en el país. En los
últimos dos años del gobierno de Benigno Aquino, 170 de los 385 presos
políticos languidecen aún tras las rejas. Es una mentira descarada que no haya
presos políticos encarcelados.
El “Oplan Bayanihan” está contra la “Paz”
El gobierno está planeando abandonar las
conversaciones de paz. Trata a los revolucionarios y a los dirigentes del movimiento
como a delincuentes comunes y los somete a brutales ataques. Amenaza con que si
no se rinden los revolucionarios antes del tercer aniversario del gobierno de
Benigno Aquino, se acabarán las conversaciones de paz. Por otra parte, el
gobierno y sus intelectuales burgueses están entusiasmados con la idea de que
si tiene éxito la campaña militar represiva del “Oplan Bayanihan”, no habrá
necesidad de conversaciones de paz. De hecho, hasta la fecha, las
conversaciones de paz no han permitido alcanzar siquiera a un acuerdo de alto
el fuego. El gobierno pide a los revolucionarios que se rindan incondicionalmente.
Se ha negado a liberar a las personas bajo la protección de JASIG y a los 350
presos políticos. Se opone a todo cambio económico fundamental e incluso a
reformas políticas y constitucionales. La situación pone a las claras que el
montaje de las conversaciones de paz podría acabar en cualquier momento.
Las conversaciones de paz que el gobierno de Benigno
Aquino celebró con el Frente Moro de Liberación Islámica también fueron un
fracaso. Como los acuerdos no se llevaron a la práctica, los rebeldes moro
decidieron emprender el camino de la lucha por su derecho a la libre
determinación.
El NEP, el FDN, muchas organizaciones populares independientes
y organizaciones por las libertades civiles han emprendido en estos últimos dos
años y bajo la dirección del PCF la lucha de resistencia, armada o desarmada, clandestina
o legal, contra el “Oplan Bayanihan”. Son ellos quienes se están oponiendo realmente
a la transformación del país en un centro militar en nombre de “la paz y el
desarrollo”. Son ellos quienes están exigiendo el fin de la guerra contrarrevolucionaria
que se libra en interés de los imperialistas, en especial de los imperialistas
de EEUU. Son ellos quienes están trabajando decididamente para derrotar a la
guerra contrarrevolucionaria que bajo el nombre de “Oplan Bayanihan” se enfrenta
a la revolución armada y a la liberación nacional y social del pueblo.
En la resistencia al “Oplan Bayanihan”, el movimiento revolucionario filipino
avanza hacia la consecución de objetivos superiores
El PCF atravesó la etapa inicial de la Guerra Popular
Prolongada –la etapa de la defensiva estratégica- en 2011 y brega ahora por entrar
en la etapa del equilibrio estratégico. La situación nacional e internacional les
es favorable para conseguirlo. El Partido tiene una línea correcta para lograrlo.
Ha exhortado a los cuadros del partido y a las masas a impulsar la Guerra Popular
para cumplir las aspiraciones del pueblo de liberación nacional y democracia.
Concretamente, el Partido ha formulado un programa
de cinco años para alcanzar la etapa del equilibrio estratégico. Está claro que
impulsar la Guerra Popular es el único camino para lograr el objetivo de la
revolución. El Partido Comunista de Filipinas emprendió las siguientes tareas
para alcanzar su objetivo: el Partido debe estar preparado, ideológica, política
y organizativamente. Debe dirigir la Revolución de Nueva Democracia y desarrollar
sus capacidades eficazmente para impulsar la Guerra Popular de la etapa actual
a una nueva etapa.
Está claro que con la guía del Marxismo-Leninismo-Maoísmo,
el Partido, el NEP, el FDN y otras fuerzas revolucionarias populares realizarán
grandes tareas y lograrán grandes éxitos. El Partido ha emprendido la tarea de incrementar
el número de sus miembros de las decenas de miles actuales a un mínimo de doscientos
cincuenta mil. Para alcanzar este objetivo, están desarrollando movimientos populares
en las ciudades y zonas rurales. Tiene previsto enviar a trabajadores y jóvenes
instruidos miembros del Partido al Ejército Popular, al trabajo de masas y al trabajo
organizativo de las secciones del partido, a las organizaciones de masas y a
los órganos de poder estatal en las zonas rurales. El pueblo está despertando
con la política de la Revolución de Nueva Democracia. La cólera de las masas en
contra del gobierno explotador se está organizando en forma de levantamiento revolucionario.
De la misma manera, [el PCF] hace hincapié en ampliar
las organizaciones de masas patrióticas y progresistas. El PCF planea formarlas
para que funcionen como organizaciones militantes y puedan ocuparse de los
graves problemas que afligen la vida del pueblo, de incrementar la militancia
de las masas y de ejercer presión sobre el gobierno explotador. Asimismo, se
están realizando esfuerzos para fortalecer el movimiento popular urbano.
La situación en Filipinas es muy favorable para el
avance de la revolución. La enorme alza en los precios del petróleo y de los
productos básicos, la pobreza rural, el aumento del desempleo, los problemas de
la tierra y la vivienda, la falta de atención sanitaria, los recortes en
servicios sociales y otros problemas no dejan de agudizar los sufrimientos del
pueblo. El PCF es consciente de que el pueblo debe despertar y levantarse contra
estos problemas, ser movilizado en luchas políticas. Los movimientos de masas
en las ciudades trabajan con el objetivo de llevar a las amplias masas urbanas a
la lucha.
El pueblo filipino tiene una enorme experiencia de lucha. Si Benigno Aquino
ataca a quienes hoy protestan, si intenta eliminarlos, como sucedió en la
historia de Filipinas, como está sucediendo en diversos países, el pueblo se
rebelará en masa. Un poderoso movimiento democrático legal en las ciudades
complementa la lucha de las masas y de las fuerzas revolucionarias en los
frentes guerrilleros.
El NEP es la principal forma de organización del Partido
para despertar, movilizar y unir al pueblo. Tiene confiada la tarea de llevar a
cabo el trabajo de masas, constituir los órganos de poder estatal y las
organizaciones de masas, las milicias locales y las unidades de autodefensa en
organizaciones de masas, etc. Con la intensificación de la guerra, la
responsabilidad de organizar a las masas va recayendo cada vez más en las
secciones locales del Partido y las organizaciones de masas. El objetivo es que
el Ejército Popular se concentre también cada vez más en la formación política
y militar y en las tareas de combate.
El Ejército Popular tiene la tarea de intensificar
y ampliar la guerra de guerrillas mediante la continua expansión y
profundización de su base de masas. El NEP aumenta su participación en las
tareas de combate, trabajo de masas y actividades de producción en periodos
específicos. Se planean ofensivas tácticas implacables para incautarse de más
armas. Hay planes igualmente para ampliar los varios miles de soldados rojos
actuales hasta los muchos miles para hacer frente al “Oplan Bayanihan”. El NEP
se ha fijado como objetivo hacerse con 25 mil fusiles para pasar a la etapa del
equilibrio estratégico.
El NEP está trabajando duro para mejorar su
capacidad de combate y así poder avanzar de la etapa de la defensiva
estratégica a la etapa del equilibrio estratégico en el plazo de uno o dos
planes quinquenales. Se pretende conseguir una mayor flexibilidad en la
aplicación de las tácticas de concentración, dispersión y movimiento de
fuerzas. En los actuales 110 frentes guerrilleros o en la mayor parte de ellos
se está alcanzando el nivel de compañía; asimismo se están creando nuevos
frentes guerrilleros. El NEP pretende aumentar en los próximos cinco años el
número de frentes guerrilleros hasta por lo menos 180. Todas las medidas y
planes señalados incrementarán las posibilidades de ataque, defensa y desarrollo
de la guerra de guerrillas a un ritmo rápido con el objetivo de construir, a
nivel regional, unas poderosas fuerzas guerrilleras locales y milicias populares
del NEP.
El PCF pretende ampliar el movimiento revolucionario
a todos los distritos rurales en los próximos cinco años. Quiere integrar el
movimiento armado revolucionario, la revolución campesina y el establecimiento
de bases de apoyo revolucionarias. La razón de ello es que los campesinos se
unirán a la Guerra Popular y la apoyarán sólo si se soluciona su problema de la
tierra por medio de los programas mínimo y máximo de reforma agraria.
El desarrollo y expansión ciertos del Partido y el
NEP será posible gracias a la acumulación y utilización, directa e indirecta,
de fuerzas amigas a través de los esfuerzos del Frente Unido. Al tiempo que se fortalece
el movimiento popular sobre la base de la alianza obrero-campesina, la pequeña
burguesía urbana puede unificarse con las clases fundamentales en una alianza
de fuerzas progresistas. La burguesía nacional también puede unificarse en esta
alianza de fuerzas progresistas. Las minorías nacionales que luchan por su
liberación, como el pueblo moro, pueden desempeñar un papel importante en el
Frente Unido contra el imperialismo norteamericano y el gobierno reaccionario
de Manila.
Resistencia Popular a nivel nacional e intensificación de la contraofensiva
táctica del NEP contra el “Oplan Bayanihan”
En la situación actual de crisis, mientras el
gobierno de Benigno Aquino demuestra ser cada día más antipopular,
antinacional, antidemocrático, corrupto y cruel, las fuerzas revolucionarias aumentan
su capacidad. El hecho de que se hayan disparado los precios del petróleo, los
alimentos y otros productos esenciales es señal de la tormenta política que se
avecina. El tema de la corrupción va a convertirse en la perdición del gobierno
de Aquino. El pueblo está criticando con acritud la inacción de Aquino en la
investigación de la corrupción y la violación de los derechos populares de
Arroyo. [El pueblo] también está descontento con el gobierno por su inacción
ante los delitos fiscales cometidos por Eduardo Ko Jwanko, Lucio Tan y otros de
su calaña que donaron grandes cantidades de dinero para la campaña electoral de
Benigno Aquino en 2010. La reciente salida a la luz de varios escándalos
financieros ha rasgado el velo de la lucha contra la corrupción de Aquino.
Las fuerzas armadas de Benigno Aquino son golpeadas
por cientos de contraofensivas tácticas del NEP a pequeña, media y gran escala.
El ejército se las ve y se las desea para hacer frente a estas acciones llevadas
a cabo a gran escala. La resistencia heroica [del pueblo] adquiere la forma de Guerra
Popular con la participación activa de cientos de miles de personas.
El ejército de Filipinas se ha convertido en un
instrumento en manos de las empresas multinacionales, la gran burguesía
compradora y los terratenientes. De modo que el movimiento contra la deriva
militarista gubernamental se ha convertido en parte inevitable de la lucha
antiimperialista y antifeudal. Las masas están intensificando su movimiento en
pos de la protección de los derechos civiles y democráticos, la reforma agraria,
el avance del movimiento democrático y el derecho a la libre determinación. Los
recientes ataques del NEP contra las grandes empresas mineras en Surigao y
Batuwan y contra la plantación de Sumitomo han llenado de esperanza al pueblo y
a las fuerzas revolucionarias de todo el país. Los trabajadores de las
fábricas, los pobres de las ciudades, las comunidades rurales y los estudiantes
de bachillerato salen a las calles y carreteras en manifestaciones. Los
trabajadores resisten a la explotación capitalista y a la represión del estado por
medio de huelgas y otras formas de lucha. Además de las ocupaciones de tierras,
las manifestaciones de protesta, la presentación sistemática de memorandos y la
lucha callejera, el campesinado participa también en acciones armadas. El
campesinado hace frente a la explotación feudal y semifeudal, a los desalojos de
tierras y a las atrocidades fascistas.
Los pobres de las ciudades resisten las atrocidades
del gobierno de Benigno Aquino. El Frente Unido de los pobres de la ciudad de
Quezon, el “Movimiento 26 de septiembre” dirige al pueblo. El pueblo hace
frente en persona y expulsa a la policía cuando pretende arrestar a sus dirigentes
como el Presidente de Kadame, Jocy Lopez. En la ciudad de Quezon, el pueblo se
lanzó en manifestaciones cuando fueron arrasadas las colonias de los pobres para
construir un centro comercio en el distrito. El gobierno se vio obligado a
suspender el desalojo. El pueblo en las ciudades lucha en las barricadas contra
las fuerzas de policía en protesta por los desalojos de los barrios marginales
y el desplazamiento forzoso de las gentes de la ciudad a lugares distantes
debido a antipopulares políticas inmobiliarias y de construcción.
El pueblo filipino combate con espíritu militante,
y llena de esperanza así a las masas explotadas de todo el mundo, en las
ciudades, pueblos, fábricas, barriadas, universidades y oficinas, y también con
las armas en la mano.
¡Opongámonos al “Oplan Bayanihan”! ¡Construyamos en la India un movimiento
de solidaridad en apoyo del movimiento revolucionario filipino!
¡Opongámonos al contrarrevolucionario “Oplan Bayanihan”,
causante de asesinatos, atrocidades, detenciones, torturas y desplazamiento de
las masas filipinas, plan que crea el terror para proteger los intereses de los
imperialistas estadounidenses, la gran burguesía compradora y las grandes
clases feudales! ¡Exijamos la retirada de todas las bases militares
estadounidenses de Filipinas! ¡Exijamos el fin inmediato de la guerra de
Benigno Aquino contra el pueblo! ¡Exijamos la retirada del ejército, la policía
y los paramilitares de las zonas en lucha y el fin de sus ataques! ¡Exijamos la
libertad incondicional e inmediata de todos los presos políticos encarcelados
en Filipinas! ¡Extendamos el apoyo a la heroica revolución filipina en marcha
contra el régimen fascista de Benigno Aquino! ¡Desenmascaremos ante las amplias
masas mediante manifestaciones, seminarios, reuniones, campañas, carteles,
folletos y otros medios semejantes, la represión de todo tipo del gobierno
filipino! El “Oplan Bayanihan” es extremadamente cruel pero la historia del
pueblo filipino y la historia del movimiento revolucionario mundial ponen de
manifiesto que será sin duda derrotado. Los imperialistas y los reaccionarios
serán finalmente derrotados. ¡El pueblo vencerá!
¡Estimadas masas revolucionarias de Filipinas!
El PCI (Maoísta) y todas las masas revolucionarias
del país les hacen llegar su férreo apoyo y solidaridad revolucionaria. Ambos Partidos
están librando guerras revolucionarias en la India y Filipinas, entre enormes sacrificios, para
alcanzar todos sus objetivos. Prometemos continuar la guerra revolucionaria con
indomable determinación, sin la menor vacilación ante los sacrificios, cualesquiera sean éstos, que nos permitan
coronar con éxito la Revolución de Nueva Democracia. Como combatientes, nos
comprometemos con toda firmeza a estar al lado del movimiento revolucionario filipino
en tanto que parte inseparable de la revolución socialista mundial. Ésa será
nuestra modesta aportación, con internacionalismo proletario, al servicio de la
revolución proletaria mundial y en firme apoyo al éxito de la Revolución de
Nueva Democracia en Filipinas. El gran pueblo de Filipinas, el PCF y el NEP son
invencibles. La clase obrera, las nacionalidades oprimidas y los pueblos del
mundo están con Ustedes. ¡Adelante! ¡Tarde o temprano la victoria será suya! ¡Los
imperialistas de Estados Unidos y sus lacayos filipinos serán derrotados!
¡Opongámonos al “Oplan Bayanihan”!
¡Viva el Partido Comunista de Filipinas (PCF)!
¡Viva el Nuevo Ejército del Pueblo (NEP)!
¡Viva el Frente Democrático Nacional (FDN)!
¡Viva la Revolución de Nueva Democracia!
¡Viva el Marxismo-Leninismo-Maoísmo!
¡Obreros de todos los países, uníos!
¡Combatamos y derrotemos al revisionismo en
cualquiera de sus formas!
¡Abajo el imperialismo!
¡Viva la Revolución Proletaria Mundial!
¡Viva el Internacionalismo Proletario!
Comité Central
Partido Comunista de la India (Maoísta)
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