Traducción realizada por el camarada SADE.
[El artículo que a continuación os ofrecemos procede de la propaganda del enemigo. Sin embargo, tiene la virtud de poner de manifiesto la corrección con que el PCI (Maoísta) aplica el famoso principio del Presidente Mao sobre la Guerra Popular: el pueblo es al Ejército como el agua al pez]
TNN, 28 de septiembre de 2010
La mayor amenaza para la seguridad interna de la India, en palabras ya célebres del Primer Ministro, puede ser peor de lo que se piensa. Y ello porque incluso en Andhra Pradesh, donde al parecer se ha ganado la batalla contra los maoístas, resulta que el Gobierno está perdiendo la batalla por las mentes y los corazones del pueblo.
Se trata de un debate candente en el Congreso y fuera de él: ¿debería el Gobierno adoptar una política en gran medida policial contra los maoístas y tratarlos como delincuentes o debería concentrarse más en segar la hierba bajo sus pies poniendo en marcha un programa de desarrollo que se gane a la población de las zonas afectadas?
Una encuesta exclusiva realizada por IMRB –conocida agencia de investigación de mercados- para The Times de la India en los distritos dominados antaño por los maoístas en la región de Telengana indica que, si bien las opiniones hacia los rebeldes son ambivalentes, la condena del Gobierno y de sus medios de abordar el problema es bastante clara.
Las conclusiones plantean una serie de preguntas inquietantes sobre si el enfoque principalmente policial del problema puede ser una estrategia errónea a largo plazo. También hacen surgir otra cuestión: ¿se ha ganado realmente la batalla en Andhra Pradesh o puede que los maoístas estén de vuelta en unos pocos años?
En relación con este punto está la cuestión de cómo son vistos los maoístas por la población de estas zonas. ¿Se les tiene en esencia por una banda de sanguinarios y extorsionadores o por rebeldes que defienden los derechos del pueblo?
The Times de la India decidió hacer una encuesta de opinión en las zonas afectadas para saber más. El problema fue, inicialmente, que los encuestadores tuvieron muchas dificultades para acceder a esta región. Finalmente, decidimos llevar a cabo la encuesta en esas zonas de Andhra Pradesh que hasta no hace mucho tiempo fueron bastiones de los naxalitas pero donde sus actividades han cesado. La encuesta se realizó, por lo tanto, en cinco distritos de la región de Telengana, Adilabad, Nizamabad, Karimnagar, Warangal y Khammam. Estos distritos fueron elegidos no sólo porque habían sido hasta hace poco zonas muy afectadas por la actividad naxalita, sino también debido a su proximidad a focos actuales en Chattisgarh y Maharashtra.
Para indagar en el estado de ánimo del pueblo llano [“aam admi”, en lengua hindi] de estas zonas, la encuesta se restringió a personas de las categorías socioeconómicas desfavorecidas, SEC B y SEC C, y a hombres y mujeres de entre 25 y 50 años. Lo que descubrimos sirvió para abrirnos los ojos y debería preocupar a todo el mundo. El Estado puede haber ganado la batalla de los cañones, pero los maoístas van claramente por delante en la partida de los afectos. Esto es especialmente cierto en los distritos de Warangal y Nizamabad como queda reflejado con toda claridad en los gráficos que se adjuntan.
La causa básica de la desafección es la abrumadora sensación de abandono de dichas zonas por el Gobierno. Aproximadamente dos tercios expresaron este punto de vista y en Warangal la cifra llegaba hasta el 81%. Se podría decir que esto apenas es inquietante. Cifras similares se dan probablemente en cualquier lugar de la India. Cierto. Pero cuando dos tercios dice también que los maoístas llevan razón en la elección de los métodos que emplean para llamar la atención por ese abandono, es difícil despachar los datos como normales.
Tal vez las respuestas más reveladoras lo son a preguntas sobre si los maoístas –más conocidos aún como naxalitas en esta franja de territorio- eran buenos o malos para la región y si su derrota en Andhra Pradesh frente a la policía ha mejorado o empeorado las cosas.
Casi el 60% dice que los naxalitas eran buenos para la zona y sólo un 34% estima que la vida había mejorado desde que fueron derrotados. En cuanto a si ha aumentado la explotación desde que la influencia de los naxalitas disminuyera, el 48% dijo que sí mientras un 38% dijo lo contrario; el resto no dio su opinión.
Estas respuestas quedan reforzadas por las contestaciones dadas a otras tres preguntas. La primera de ellas era sobre si la definición de los naxalitas como extorsionadores y mafiosos es precisa. Dos terceras partes de los encuestados estuvieron en desacuerdo. Las respuestas dadas a una pregunta algo más abierta permitieron perfilar una perspectiva más clara. Más de la mitad señaló que los naxalitas trabajaron por el bien de la zona, otro tercio dijo que tenían buenas intenciones, pero empleaban medios equivocados. Sólo el 15% estaba dispuesto a describirlos como simples terroristas.
Igualmente importante, el 50% de los encuestados consideró que los naxalitas habían obligado al Gobierno a prestar mayor atención a las labores de desarrollo en las zonas afectadas. Estas respuestas muestran hasta qué punto es negativa la percepción del Gobierno en estas zonas.
También es evidente que la gente de aquí no se siente completamente cómoda con los métodos de los naxalitas. Una pregunta sobre los motivos que explicaban su fuerza en estas regiones mostró que muy pocos la atribuían tan sólo al apoyo declarado: la mayoría dijo que era debida o al miedo o a una combinación de apoyo y miedo. Que, a pesar de esta ambivalencia, hay una corriente de simpatía por los naxalitas sólo pone de relieve el deseo desesperado del pueblo de que, por cualquier medio, el estado se ponga en movimiento.
Habida cuenta de estas conclusiones, no resulta sorprendente que los asesinatos perpetrados por los maoístas sean considerados con mayor indulgencia que los del Gobierno y que las declaraciones de responsables estatales sobre enfrentamientos resulten siempre extremadamente sospechosas.
El Gobierno puede decir, y con cierta razón, que los maoístas representan la mayor amenaza para la seguridad interna de la India, pero lo que demuestra esta encuesta es que el pueblo llano en estas zonas considera la apatía de Gobierno como la mayor amenaza para su bienestar.
Las ciudades en que se realizó la encuesta fueron Kamareddy en el distrito de Nizamabad, Gudi Hathnoor en Adilabad, Sirsilla en Karimnagar, Mahbubabad en Warangal y Palwancha en Khammam. Un total de 521 personas fueron encuestadas en estas cinco ciudades, un muestreo estadísticamente sólido.
Para leer más: un 58% dice en Andhra Pradesh que el naxalismo es bueno según una encuesta del Times de la India. http://timesofindia.indiatimes.com/articleshow/6639631.cms?prtpage=1#ixzz14YbwQS3g
La mayor amenaza para la seguridad interna de la India, en palabras ya célebres del Primer Ministro, puede ser peor de lo que se piensa. Y ello porque incluso en Andhra Pradesh, donde al parecer se ha ganado la batalla contra los maoístas, resulta que el Gobierno está perdiendo la batalla por las mentes y los corazones del pueblo.
Se trata de un debate candente en el Congreso y fuera de él: ¿debería el Gobierno adoptar una política en gran medida policial contra los maoístas y tratarlos como delincuentes o debería concentrarse más en segar la hierba bajo sus pies poniendo en marcha un programa de desarrollo que se gane a la población de las zonas afectadas?
Una encuesta exclusiva realizada por IMRB –conocida agencia de investigación de mercados- para The Times de la India en los distritos dominados antaño por los maoístas en la región de Telengana indica que, si bien las opiniones hacia los rebeldes son ambivalentes, la condena del Gobierno y de sus medios de abordar el problema es bastante clara.
Las conclusiones plantean una serie de preguntas inquietantes sobre si el enfoque principalmente policial del problema puede ser una estrategia errónea a largo plazo. También hacen surgir otra cuestión: ¿se ha ganado realmente la batalla en Andhra Pradesh o puede que los maoístas estén de vuelta en unos pocos años?
En relación con este punto está la cuestión de cómo son vistos los maoístas por la población de estas zonas. ¿Se les tiene en esencia por una banda de sanguinarios y extorsionadores o por rebeldes que defienden los derechos del pueblo?
The Times de la India decidió hacer una encuesta de opinión en las zonas afectadas para saber más. El problema fue, inicialmente, que los encuestadores tuvieron muchas dificultades para acceder a esta región. Finalmente, decidimos llevar a cabo la encuesta en esas zonas de Andhra Pradesh que hasta no hace mucho tiempo fueron bastiones de los naxalitas pero donde sus actividades han cesado. La encuesta se realizó, por lo tanto, en cinco distritos de la región de Telengana, Adilabad, Nizamabad, Karimnagar, Warangal y Khammam. Estos distritos fueron elegidos no sólo porque habían sido hasta hace poco zonas muy afectadas por la actividad naxalita, sino también debido a su proximidad a focos actuales en Chattisgarh y Maharashtra.
Para indagar en el estado de ánimo del pueblo llano [“aam admi”, en lengua hindi] de estas zonas, la encuesta se restringió a personas de las categorías socioeconómicas desfavorecidas, SEC B y SEC C, y a hombres y mujeres de entre 25 y 50 años. Lo que descubrimos sirvió para abrirnos los ojos y debería preocupar a todo el mundo. El Estado puede haber ganado la batalla de los cañones, pero los maoístas van claramente por delante en la partida de los afectos. Esto es especialmente cierto en los distritos de Warangal y Nizamabad como queda reflejado con toda claridad en los gráficos que se adjuntan.
La causa básica de la desafección es la abrumadora sensación de abandono de dichas zonas por el Gobierno. Aproximadamente dos tercios expresaron este punto de vista y en Warangal la cifra llegaba hasta el 81%. Se podría decir que esto apenas es inquietante. Cifras similares se dan probablemente en cualquier lugar de la India. Cierto. Pero cuando dos tercios dice también que los maoístas llevan razón en la elección de los métodos que emplean para llamar la atención por ese abandono, es difícil despachar los datos como normales.
Tal vez las respuestas más reveladoras lo son a preguntas sobre si los maoístas –más conocidos aún como naxalitas en esta franja de territorio- eran buenos o malos para la región y si su derrota en Andhra Pradesh frente a la policía ha mejorado o empeorado las cosas.
Casi el 60% dice que los naxalitas eran buenos para la zona y sólo un 34% estima que la vida había mejorado desde que fueron derrotados. En cuanto a si ha aumentado la explotación desde que la influencia de los naxalitas disminuyera, el 48% dijo que sí mientras un 38% dijo lo contrario; el resto no dio su opinión.
Estas respuestas quedan reforzadas por las contestaciones dadas a otras tres preguntas. La primera de ellas era sobre si la definición de los naxalitas como extorsionadores y mafiosos es precisa. Dos terceras partes de los encuestados estuvieron en desacuerdo. Las respuestas dadas a una pregunta algo más abierta permitieron perfilar una perspectiva más clara. Más de la mitad señaló que los naxalitas trabajaron por el bien de la zona, otro tercio dijo que tenían buenas intenciones, pero empleaban medios equivocados. Sólo el 15% estaba dispuesto a describirlos como simples terroristas.
Igualmente importante, el 50% de los encuestados consideró que los naxalitas habían obligado al Gobierno a prestar mayor atención a las labores de desarrollo en las zonas afectadas. Estas respuestas muestran hasta qué punto es negativa la percepción del Gobierno en estas zonas.
También es evidente que la gente de aquí no se siente completamente cómoda con los métodos de los naxalitas. Una pregunta sobre los motivos que explicaban su fuerza en estas regiones mostró que muy pocos la atribuían tan sólo al apoyo declarado: la mayoría dijo que era debida o al miedo o a una combinación de apoyo y miedo. Que, a pesar de esta ambivalencia, hay una corriente de simpatía por los naxalitas sólo pone de relieve el deseo desesperado del pueblo de que, por cualquier medio, el estado se ponga en movimiento.
Habida cuenta de estas conclusiones, no resulta sorprendente que los asesinatos perpetrados por los maoístas sean considerados con mayor indulgencia que los del Gobierno y que las declaraciones de responsables estatales sobre enfrentamientos resulten siempre extremadamente sospechosas.
El Gobierno puede decir, y con cierta razón, que los maoístas representan la mayor amenaza para la seguridad interna de la India, pero lo que demuestra esta encuesta es que el pueblo llano en estas zonas considera la apatía de Gobierno como la mayor amenaza para su bienestar.
Las ciudades en que se realizó la encuesta fueron Kamareddy en el distrito de Nizamabad, Gudi Hathnoor en Adilabad, Sirsilla en Karimnagar, Mahbubabad en Warangal y Palwancha en Khammam. Un total de 521 personas fueron encuestadas en estas cinco ciudades, un muestreo estadísticamente sólido.
Para leer más: un 58% dice en Andhra Pradesh que el naxalismo es bueno según una encuesta del Times de la India. http://timesofindia.indiatimes.com/articleshow/6639631.cms?prtpage=1#ixzz14YbwQS3g
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