jueves, 11 de agosto de 2011

Comunicado del PCI (Maoísta) : Retirada inmediata de las penas de muerte


Traducido por el Comité Proletario Internacionalista



PARTIDO COMUNISTA DE LA INDIA (MAOÍSTA)
COMITÉ CENTRAL



Comunicado de Prensa
2 de julio de 2011



¡RETIRADA INMEDIATA DE LAS PENAS DE MUERTE IMPUESTAS A LOS DIRIGENTES CAMARADAS JEETEN MARANDI, ANIL RAM, MANOJ RAJWAR Y CHHATRAPATI MANDAL, TODOS ELLOS ARTISTAS ADIVASIS Y DALITS!


El 23 de junio, el juez del tribunal penal del distrito de Giridih, estado de Jharkhand, Indradeo Mishra, dictó sentencias de muerte contra Jeeten Marandi, Anil Ram, Manoj Rajwar y Chhatrapati Mandal en el caso Chilkari, en que murieron 19 personas en 2007: de este modo, una vez más, el estado mostraba sus colmillos fascistas. Jeeten Marandi y el resto de condenados han trabajado siempre públicamente y las organizaciones en que militan no son organizaciones prohibidas. Las penas de muerte dictadas en un caso con el que no tuvieron relación alguna no son sino un acto claro de venganza contra quienes, como ellos, están con toda firmeza del lado del pueblo y emplean su arte –el canto y la danza- en todas sus luchas antiimperialistas y antifeudales, en especial contra los desplazamientos forzosos de poblaciones. Como parte de la Operación Green Hunt desencadenada para acabar con el movimiento maoísta en el país, en especial en India Oriental y Central, los gobiernos central y estatales han recurrido a las atrocidades más brutales y horrendas que se puedan imaginar contra los más pobres entre los pobres: los adivasis de este país. Estas últimas penas de muerte son una prueba más de ello. La faz más cruel de la Operación Green Hunt se puede ver en Chhattisgarh, Jharkhand y Odisha, y también en las zonas adivasis de estos estados donde es más fuerte el movimiento maoísta.

Jeeten Marandi es un reconocido artistas adivasi así como líder de Jharkhand Abhen, una organización cultural de Jharkhand. Es dirigente de la Liga Panindia por una Cultura Revolucionaria y ha recorrido la India de arriba abajo organizando actos culturales y difundiendo canciones revolucionarias. Anil Ram, Manoj Rajwar y Chhatrapati Mandal son también artistas adivasis y dalits. Jeeten mostró ya su talento artístico desde niño y a día de hoy es ya uno de los más grandes artistas que ha producido este país. Es natural que, como joven consciente, no pudiera ignorar la difícil situación de la sociedad adivasi de la que él mismo formaba parte. Su investigación social sobre las causas de la pobreza, la explotación y la opresión de los adivasis le llevó, naturalmente, a la política revolucionaria. De este modo, él y su organización cultural se dedicaron a difundir la política revolucionaria para despertar la conciencia política del pueblo.

La libre difusión de ideas no es un delito y nadie puede ser castigado por ello. Las clases dominantes de la India no están dispuestas a tolerar ningún tipo de disidencia y han recurrido a todo tipo de estrategias para acallar las voces que disienten de sus políticas proimperialistas y antipopulares, y ello con el objetivo de saquear los recursos naturales y las abundantes riquezas minerales del pueblo. Como auténticos artistas del pueblo han estado a la vanguardia del movimiento contra los desplazamientos forzosos de población en Jharkhand, movimiento que está ofreciendo una de las más tenaces resistencias por esta causa. Está muy claro que el estado les está castigando por estas actividades políticas y no por el caso de Chilkari que todo el mundo sabe es una más de las decenas de montajes en que se les imputa. En la intensa lucha de clases contra el feudalismo que se produce en Bihar y Jharkhand, los ejércitos privados de algunos terratenientes han perpetrado masacres contra los campesinos, en especial dalits. Los campesinos tuvieron que recurrir a la contraviolencia en legítima defensa: incidentes como el de Chilkari son ejemplo de esa contraviolencia. El estado, en lugar de investigar las causas últimas de este tipo de incidentes y afrontarlas, intenta utilizarlas para imputar en montajes judiciales a activistas de las organizaciones de masas y acallar así sus voces disidentes. En un primer momento imputaron a Jeeten Marandi en un caso de sedición en 2007 bajo la acusación de haber pronunciado unos discursos incendiarios ante Raj Bhavan, en Ranchi, a propósito de la liberación de presos políticos. Desde entonces no han dejado de hostigarle encarcelándolo e imputándole bajo acusaciones falsas. Antes de ello había sido detenido en numerosas ocasiones y varias veces golpeado brutalmente. Esta condena de muerte llega como culminación de todas estas conspiraciones para acallar para siempre su voz. En su insensibilidad, la desvergüenza del estado es tanta ¡que ha imputado a Jeeten en algunos casos de Pirtand y Teesri P.S. que sucedieron cuando ya estaba en la cárcel!

Este país tiene una larga historia de 200 años de dominación colonial bajo los británicos, testigo, inevitablemente, de incontables rebeliones adivasis. El imperialismo británico intentó acabar con estas rebeliones mediante el uso de la fuerza bruta y el recurso ventajoso que le proporcionaban las armas modernas; asimismo empleó la táctica sistemática de ejecutar a los líderes rebeldes. Las clases dominantes compradoras indias que heredaron de los británicos el uniforme de la represión siguen sus mismos pasos. Los camaradas Bhumaih y Kista Goud fueron los primeros activistas campesinos revolucionarios ahorcados en “la India independiente”. Más tarde se dictaron condenas de muerte contra muchos activistas revolucionarios imputados en diversos montajes, en especial contra los activistas campesinos de Bihar que comprendía por entonces a la actual Jharkhand. Abogados de la causa popular y líderes por los derechos civiles como los camaradas K. G. Kannabiran y Pattipati Venkateswarlu, junto con las organizaciones a que pertenecían, lucharon enérgicamente tanto en los tribunales como fuera de ellos contra las condenas de muerte dictadas en contra de los revolucionarios. Del mismo modo, organizaron amplios movimientos para exigir no sólo la inmediata anulación de las concretas condenas de muerte sino también la abolición de la pena capital. Es necesario dar continuidad a esta lucha a una escala más amplia ya que se hace evidente que el estado cometerá más actos fascistas de este tipo, además de las masacres, falsos enfrentamientos y atrocidades perpetradas a diario en las aldeas adivasis. Singanna de Narayanapatna fue asesinado por disparos a quemarropa de la policía, Lalmohan Tudu de Lalgarh fue asesinado en un “falso enfrentamiento” y ahora llega esta condena de muerte contra Jeeten Marandi de Jharkhand. Todo esto forma parte de la conspiración para asesinar a los dirigentes surgidos de los movimientos populares contra el feudalismo, la burguesía burocrático-compradora y el imperialismo. Pretenden acabar con los dirigentes de los movimientos para eliminar todos los obstáculos al saqueo de los recursos naturales en las zonas adivasis.

Jeeten y otras personas presentes en la sala del tribunal cantaron inmediatamente después de que fueran pronunciadas las condenas de muerte “Llegará ese día” en que el pueblo pondrá fin a todos estos actos fascistas del estado mediante poderosos levantamientos de masas. Ni las penas de muerte ni los falsos enfrentamientos pueden matar el espíritu de los auténticos dirigentes del pueblo: lucharán hasta el final.

El PCI (Maoísta) exige la anulación inmediata de las condenas de muerte dictadas contra Jeeten Marandi, Anil Ram, Manoj Rajwar y Chhatrapati Mandal. El PCI (Maoísta) llama a todas las organizaciones democráticas, a las organizaciones de derechos civiles, a las organizaciones por los derechos de los presos políticos y, en especial, a todas las organizaciones culturales y literarias así como a las asociaciones culturales adivasis a crear un vasto movimiento en exigencia de la anulación de estas condenas de muerte y de la liberación incondicional de los artistas del pueblo. ¡Ampliemos este movimiento hasta erradicar por completo la pena capital!


AbhayPortavoz,
Comité Central,
PCI (Maoísta)

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