PARTIDO COMUNISTA DE LA INDIA (MAOÍSTA)
COMITÉ CENTRAL
Comunicado de prensa
11 de mayo de 2012
CHIDAMBARAM
NO TIENE AUTORIDAD MORAL PARA HABLAR DE “SECUESTROS” DE LOS MAOÍSTAS
MIENTRAS MANTIENE ENCARCELADOS A MILES DE ADIVASIS Y MILITANTES
El
9 de mayo de 2012 el Ministro del Interior P. Chidambaram, a preguntas
efectuadas en Rajya Sabha, dijo: “Los secuestros de jóvenes
magistrados, de representantes electos y de extranjeros llevados a cabo
por los maoístas indican un cambio manifiesto en la naturaleza del
extremismo maoísta y muestran que los maoístas están recurriendo a
tácticas “terroristas” para doblegar al Gobierno del Estado a sus
exigencias; asimismo revelan que los maoístas tratan de detener el
desarrollo en esos distritos”. El Ministro reiteró la determinación de
su Gobierno en la continuación de las operaciones antinaxalitas
mediante una doble estrategia de desarrollo y seguridad para hacer
frente a este desafío.
Chidambaram
obviamente se refería a los recientes “secuestros” de los turistas
italianos y de Jhina Hikaka, miembro de la Asamblea Legislativa de
Odisha así como del magistrado Alex Paul Menon en Chhattisgarh. Estas
declaraciones se producen igualmente con el telón de fondo de las
activas maniobras del Estado central para la formación del NCTC
[“Centro Nacional Contra el Terrorismo”, en sus siglas en inglés]. El
Gobierno quiere poner a todas y cada una de las luchas justas el rótulo
de lo que llama “terrorismo” para, a su vez, liquidar los movimientos
que haya calificado como tales. Tras el fracaso de la reunión de 5 de
mayo con los Ministros principales [de los estados de la Unión india],
reunión en que no se alcanzó una conclusión definitiva sobre la
formación del NCTC, P. Chidambaram, a pesar de haber echado mano de
todos los conejos que llevaba en la chistera, se ha puesto a tejer a
toda prisa una perversa red que tiene por objeto extender la opinión de
que cada acción emprendida por el pueblo en pos de sus justas
reivindicaciones cae dentro de lo que llaman “terrorismo” y, en
consecuencia, hace de cada ciudadano que participa en estas formas de
lucha lo que llaman un “terrorista”.
En
primer lugar, queremos señalar que no se trata de “secuestros”
llevados a cabo por un rescate, una vendetta, exigencias de tipo
personal o ajustes de cuentas. El pueblo oprimido les ha “arrestado”
para exponer ante el Gobierno sus auténticas reivindicaciones
colectivas, largamente exigidas, en especial por los adivasis de esas
zonas. Todas sus reivindicaciones tienen que ver con la
insoportable y atroz represión del Estado desencadenada en su contra, y
con la liberación de miles de adivasis encarcelados así como de sus
dirigentes. Hay 3.000 adivasis en las cárceles de Chhattisgarh y 6.000
en las de Jharkhand. Miles de ellos más permanecen encarcelados en el
Punjab, Uttarakhand, Bihar, Maharashtra, Odisha, Bengala Occidental,
Andhra Pradesh, Tamilnadu, Karnataka, Uttar Pradesh y otros estados por
luchar contra los desplazamientos de poblaciones y por
Jal-Jungle-Zameen [las Aguas, los Bosques y las Tierras, en hindi].
Enarbolando el lema “la tierra para el que la trabaja”, muchos
campesinos en lucha contra los feudales y contra las atrocidades de la
policía han sido encarcelados en zonas como Narayanapatna y Lalgarh. Se
les habían imputado cargos falsos y se les denegó la libertad bajo
fianza de la manera más injusta. Muchos fueron arrestados incluso ante
las puertas de la cárcel tras haber salido en libertad bajo fianza y
encarcelados de inmediato acusados falsamente con nuevos cargos. De
hecho, la mayoría de ellos habría salido en libertad tan sólo con que se
les hubiera juzgado. Ésa es la insensibilidad del Estado indio hacia
los adivasis y los pobres de nuestro país; y la razón de ello no es
otra que allanar el camino al saqueo empresarial de los recursos
mineros de las zonas boscosas de nuestro país.
La
única razón de tales “arrestos” no es ninguna de esas llamadas
“tendencias terroristas” del pueblo o del PCI (Maoísta) que lo dirige
sino el Estado indio. Si hubiera tratado con justicia a los hombres y
mujeres del pueblo en algún momento de sus vidas, el pueblo no se
habría visto obligado a adoptar esas formas de lucha para ver cumplidas
sus reivindicaciones. Sólo un pueblo aplastado bajo la bota de
hierro del Estado adopta semejantes formas de lucha tras haber
ensayado previamente todo tipo de iniciativas tales como dharnas
[ayunos], bandhs [huelgas generales], manifestaciones, marchas de
protesta, huelgas de hambre: en una palabra, todos los tipos de lucha
colectiva en los que han participado cientos, miles de personas
–incluyendo desde adolescentes hasta ancianos- durante días, semanas,
meses o incluso años para conseguir la liberación de su pueblo. El
Estado indio siempre respondió con balas, con nuevas detenciones, con
nuevas palizas, con nuevas muertes acaecidas bajo custodia policial,
con más cargos falsos y más “secuestros” de agitadores. La policía, los
paramilitares, el poder judicial, la administración civil, la
burocracia, etc., que constituyen el Estado indio, actúan como los
tentáculos de un pulpo gigante aferrados al pueblo hasta dejarlo sin
aliento. Las luchas de los presos políticos en las cárceles también
están siendo aplastadas con la mayor brutalidad. Los derechos
reconocidos a los presos también están siendo violados con el mayor
cinismo. Es esta situación sofocante dentro y fuera de las cárceles la
que conduce a los arrestos de representantes del Gobierno por el
pueblo.
Con
todas las puertas cerradas a la justicia, la adopción de tales formas
de lucha trata de dar algún respiro al incontable número de violaciones
de los derechos humanos del pueblo adivasi por parte de las fuerzas
armadas centrales y de los estados. En un país donde los
grandes medios de comunicación, en connivencia con los intereses de los
imperialistas, las grandes empresas multinacionales y los grandes
señores feudales, no dan voz al pueblo pobre, en ocasiones el pueblo
emplea esas formas de lucha para siquiera llamar la atención de los
ciudadanos de este país sobre sus auténticas reivindicaciones.
Un
rápido examen de las principales reivindicaciones expresadas con
ocasión de estos arrestos dará a cualquiera una idea justa de las
pruebas y sufrimientos del pueblo sometido a la Operación “Green Hunt”
[“Cacería Verde”, en inglés]. El pueblo exige la liberación de los
adivasis que ha “secuestrado” el Estado y de los que nada se sabe desde
entonces o que fueron encarcelados bajo cargos falsos; el pueblo exige
también la liberación de sus dirigentes. Del mismo modo, también ha
reivindicado poner fin a la ofensiva múltiple a escala nacional que
lleva por nombre Operación “Green Hunt” y que no es otra cosa que una
“Guerra contra el Pueblo”: contra las masas trabajadoras de nuestro
país, compuestas en su mayoría por dalits [“intocables” en hindi] y
adivasis, la mitad de los cuales son invariablemente mujeres.
Los
jóvenes magistrados de que habla Chidambaram están llevando a cabo la
parte de “desarrollo” de su doble estrategia, “desarrollo” que no
conduce a nada más que al empobrecimiento y el desplazamiento de
cientos de miles de adivasis y no es sino una cara de la moneda que
tiene en la represión la otra. Los extranjeros de que habla estaban
tomando fotos inaceptables de mujeres adivasis como parte del turismo
que el Estado indio quiere promover a costa de la dignidad del pueblo
adivasi. No es necesario extenderse sobre los “representantes elegidos”
que forman parte del sistema parlamentario podrido, que hiede a
corrupción, nepotismo y está entregado a la aplicación de políticas
antipopulares tal como se las dictan sus amos imperialistas. Estos
“representantes” no han hecho nada para liberar a los adivasis pobres
de las cárceles ni para hacerles justicia en todos sus años de mandato.
De hecho, son parte fundamental en la aplicación de la Operación “Green
Hunt” en sus respectivas zonas.
De
este modo, hacemos un llamamiento a todos los demócratas y a todos los
ciudadanos de este país para que distingan claramente quiénes son los
auténticos “terroristas”: ¿Son los adivasis pobres quienes, dirigidos
por su partido el PCI (Maoísta), recurren a determinadas formas de
lucha para conseguir sus justas reivindicaciones o es el Estado indio
que desata el “terror” día tras día sobre las masas indigentes y
desfavorecidas de nuestro país? Hacemos
un llamamiento a las masas indias para que apoyen las justas
reivindicaciones que el pueblo ha hecho públicas con ocasión de estos
arrestos y para que luchen por su consecución uniéndose a él. Nuestro
Partido cree firmemente que una lucha unida y lo más amplia posible de
las masas indias es del todo necesaria para conquistar en la práctica
los derechos democráticos indiscutibles de los desheredados.
El
pueblo tiene el derecho democrático de adoptar distintas formas de
lucha para ver cumplidas sus justas reivindicaciones, o incluso para
extenderlas, cuando cada centímetro de espacio democrático está siendo
gradual pero rápidamente ocupado por ese pulpo gigante es el Estado
indio. Cuando, como vemos, esos márgenes se reducen cada día que pasa en
sus aldeas y pueblos bajo las botas de las fuerzas de seguridad y ahora
con la formación de una institución fascista como el NCTC, es un
derecho inalienable del pueblo recurrir a diversas formas de lucha,
incluyendo los arrestos de este tipo. Ninguna forma de lucha está
anatematizada para el pueblo que lucha mientras se ajuste a la línea de
masas y a la línea de clase de acuerdo con las enseñanzas de nuestros Maestros marxistas.
Chidambaram
dice que la formación del NCTC es “lo necesario en esta hora”. A
través de esta institución fascista moldeada según el patrón del NCTC
de los EE.UU., las clases dominantes indias y los imperialistas,
especialmente los imperialistas norteamericanos que les apoyan, desean
aplastar cada aspiración democrática y cada reivindicación popular
justa. “Lo necesario en esta hora” es combatir los intentos fascistas
del Estado indio por aplastar toda lucha política y toda forma de lucha
en nombre de lo que llaman “terrorismo”. El pueblo indio derrotará
definitivamente la doble estrategia de “desarrollo” y represión (las
dos caras de una misma moneda) de los gobiernos estatales y central
desplegando creativamente un arco iris de innumerables formas de lucha.
¡Sí, por supuesto, Sr. Chidambaram! El pueblo dirigido por el PCI
(Maoísta) desea poner fin de una vez por todas a su modelo de
“desarrollo” antipopular, proimperialista, antidemocrático y represivo.
Lo rechaza categóricamente y lo expresa con toda claridad. El
pueblo demostrará con su lucha intransigente por la Revolución de Nueva
Democracia que el verdadero “desarrollo” al que aspira es aquel cuya
esencia son los intereses de sus hijos y de su medio, y no el que las
clases dominantes quieren imponerle, cuya esencia son los intereses de
las grandes empresas multinacionales y de los grandes señores feudales.
(Abhay)
Portavoz,
Comité Central,
PCI (Maoísta)